Tras la supuesta renuncia de Nelson Fuentes como ministro de Hacienda, el pasado martes 28 de julio, el presidente Nayib Bukele no solo nombró rápido al sustituto, sino que anunció la reestructuración del Ministerio de Hacienda y medio gabinete económico. Decimos supuesta renuncia porque, a ciencia cierta, no se conoce -en efecto- la renuncia, ni los motivos, tampoco el presidente Bukele ha informado si lo despidió o si, en efecto, renunció. Por lo menos, al momento de escribir este editorial no se tenía esa información.
Al cumplir el primer año de Gobierno todo mandatario está obligado a hacer una evaluación de la actuación de su equipo, a partir, por su puesto, del plan quinquenal y de los resultados en el plan anual. Esto no es del otro mundo. Lo que sí llama la atención es que el cambio del Ministro de Hacienda se haya hecho en media pandemia del nuevo coronavirus. Prácticamente, los últimos seis meses de Gobierno del presidente Bukele se han desarrollado en medio de la más catastrófica pandemia del COVID-19, por lo que los números y todo lo relacionado al fisco se ha desarrollado en atender la pandemia.
Por otro lado, era vox pópuli que el presidente Bukele había dejado como ministro de Hacienda al joven Nelson Fuentes, no por joven, sino por ser un “tecnócrata”, por eso no importó que haya sido el ministro de Hacienda en el Gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén, que muchos de sus cuadros medios fueron despedidos de forma pública por el presidente Bukele, mientras que al ministro lo mantuvo, y si bien nunca se lo vio justificando o defendiendo a su ministro públicamente, era obvio que valoraba y aceptaba su parte técnica. Es decir, desde el ojo crítico, Fuentes reunía todas las credenciales para seguir siendo ministro de las finanzas en el Gobierno del presidente Bukele.
De ahí que su salida deja algunas inquietudes, que solo el tiempo las responderá, como las verdaderas razones de la renuncia del ministro y, si fue despedido, del porqué. En lugar de Fuentes ha sido nombrado como ministro Alejandro Zelaya, quien era viceministro de Hacienda.
Otro factor que llama la atención son los cambios en otras instituciones relacionadas como la parte económica o fiscal del país, como en el Ministerio de Economía, Aduanas y en la Superintendencia del Sistema Financiero. A pesar de que algunos cambios fueron precisamente eso, cambio de carteras, pues, el que estaba en Aduanas y en la SSF solo cambiaron de lugar. Pero igual, llama la atención porque se hace en medio de la pandemia.
Y es que se supone que desde enero todo el Gobierno o el Ejecutivo, para ser más específico, estaban al cien por cien atendiendo la pandemia, entonces, por qué el cambio, si no había oportunidad de hacer evaluaciones de lo hecho en un año, ni lo que se proponen en el siguiente, dado que, como hemos dicho, desde enero todo ha sido pandemia.
A pesar de lo anterior, hay que decir, que todo cambio es bueno y solo esperemos que los nuevos funcionarios conduzcan las instituciones de acuerdo a los nuevos planes y al plan quinquenal. Esperemos, por tanto, que cada funcionario de a conocer qué harán en el futuro, qué tan atrasado está el plan quinquenal, producto de la pandemia, y cómo piensan acelerarlo. Esperaríamos, también, que explique cómo continuarán sus instituciones acompañando la pandemia.
Para ambas situaciones se hace necesario elaborar planes específicos de acción. Es decir, el plan anual para irle dando cumplimiento al plan quinquenal, y el plan específico para acompañar la pandemia.
Por cierto, en esta pandemia, de lo que se ha adolecido es de un plan especial para atender la pandemia, por eso es que en algún momento, la Asamblea Legislativa ha puesto muchos peros o han trabado las carretas. Si los nuevos funcionarios lo hacen, podríamos llegar a inferir que los cambios han sido para llenar esos vacíos que dejaron los anteriores que se fueron.