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Bukele: Candil de la Calle, Oscuridad de la Casa

Por David Alfaro
12/11/2024

El reciente ofrecimiento de Nayib Bukele de enviar ayuda humanitaria a Costa Rica tras el paso del huracán Rafael, ha sido presentado como un acto de solidaridad internacional. Pero este gesto resplandece como un ejemplo de cinismo político cuando se compara con la realidad de El Salvador. Los hospitales salvadoreños enfrentan un colapso: carecen de equipos básicos, medicamentos y personal suficiente. Y para agravar la situación, en enero próximo, 1,350 trabajadores de Salud serán despedidos, mientras el presupuesto para el sector continúa siendo recortado, año tras año.

Es difícil no preguntarse cómo se justifica el envío de recursos al extranjero cuando las condiciones de salud en el país son alarmantes. La intención de ayudar a otras naciones es loable y necesaria, pero no a costa de la negligencia hacia las propias crisis internas. La inversión en infraestructura médica, abastecimiento de insumos esenciales y el cuidado de los trabajadores de la salud deben ser prioridades ineludibles. Sin ellas, la sociedad sigue pagando el precio de políticas públicas que prefieren el espectáculo a la sustancia.

Este es otro episodio en el que la administración de Bukele muestra su predilección por la imagen exterior, adornada con grandilocuencia, mientras deja a los ciudadanos salvadoreños en la penumbra de un sistema de salud cada vez más deteriorado. Cuando un líder brilla más fuera de sus fronteras que dentro de ellas, pierde de vista que la verdadera responsabilidad de gobernar empieza en casa. Un presidente debe velar por el bienestar de su pueblo antes de proyectar un altruismo que, en realidad, disfraza prioridades profundamente desalineadas.

En conclusión: la solidaridad comienza en casa, y cuando un gobierno prioriza gestos de cara al mundo mientras ignora el sufrimiento de sus ciudadanos, falla en su deber ético más elemental. La compasión y el apoyo a otros países son importantes, pero nunca deberían comprometer la seguridad y el bienestar de la nación que se prometió proteger. En un país donde los hospitales se quedan sin recursos y la gente muere por falta de atención médica adecuada, estas acciones representan un desdén por las verdaderas necesidades de los salvadoreños.

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