Redacción Nacionales
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Para el presidente de la República Nayib Bukele, la medida tomada por Donald Trump de congelar los fondos que USAID utiliza para programas sociales en América Latina, es “una victoria para el resto del mundo”. En el caso de El Salvador, la suspensión ha afectado programas de salud, educación, emprendimientos y servicios básicos, entre otros, además de la pérdida de fuentes de empleo.
Es de destacar, que la postura de Bukele difiere de lo que pensaba hace unos años cuando fue alcalde de San Salvador, al recibir fondos para la remodelación del parque Cuscatlán y otras obras.
Para el presidente, posiblemente el 10% del dinero proveniente de USAID llega a proyectos reales, que ayuda a las personas necesitadas, pero el resto se utiliza para “alimentar el disenso, financiar protestas y socavar a las administraciones que se niegan a alinearse con la agenda globalista”.
Bukele reaccionó sobre el tema en las redes sociales, dejando claro que la suspensión de la ayuda que Estados Unidos brinda, a través de USAID a distintos países, es beneficioso para Estados Unidos, porque esos fondos, en su mayoría, se canalizan hacia grupos de oposición.
Aunque estos “se promocionan como apoyo al desarrollo, la democracia y los derechos humanos, la mayoría de esos fondos se canalizan hacia ONGs con agendas políticas y movimientos desestabilizadores”, dijo el mandatario.
El anuncio de la suspensión de fondos se conoció luego de que Trump, quien es de descendencia migrante, asumió su cargo de presidente número 47 y es la primera persona que ejerce la presidencia en la historia de ese país, siendo condenado penalmente por el sistema judicial
Fue el Departamento de Estado de EUA el que congeló por noventa días los programas de ayudas en el exterior como resultado de una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump.
Y fue el secretario de Estado, Marco Rubio, que hoy anda de gira por varios países centroamericanos, quien envió un memo a las embajadas y oficinas diplomáticas estadounidenses en el mundo, ordenando detener la entrega de fondos y pausar nuevas ayudas.
Son millones de dólares que se ponen en riesgo en los programas de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID).
Esta decisión deja fuera la asistencia alimentaria de emergencia y la financiación militar a favor de Israel y Egipto, algunos programas de distribución de alimentos, medicinas y refugio, entre otros.