Ya otros se han encargado de caracterizar, en su esencia, no solo la figura del presidente Nayib Bukele, sino también de su proyecto de gobierno, que nada tiene que ver con los intereses populares, como éstos lo creen.
Esa creencia se desprende los estudios de opinión en los que le endosan un gran apoyo al mandatario, más hoy, que la ciudadanía, en general, percibe una gran seguridad, luego de que el Gobierno lanzó toda una campaña para capturar los pandilleros, independientemente que, amparado en el estado de excepción, ha capturado a miles de inocentes, sin que a la ciudadanía le inquiete.
No en balde el cardenal Gregorio Rosa Chávez en la homilía de la misa solemne dedicada a conmemorar el magnicidio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, se preguntaba: “¿Cómo pueden dormir tranquilos, viendo que la excepción se ha convertido en regla?” , dado que su implementación a muchos padres les genera tristeza, frustración, vergüenza e impotencia, ya que este ha sido una herramienta que ha violentado los derechos humanos.
Pero lo esencial de un proyecto político o de un gobierno no está en la aplicación de una política de seguridad, sino en el proyecto político, en el programa de largo plazo.
Carlos Marx escribió que la base económica (los que tienen los medios de producción) es el factor fundamental que determina el tipo de formación económica y social o sociedad que se ha construido o se desea deconstruir. Aquí, por supuesto, entran también las ideologías que contribuirán a fortalecer o cambiar esa sociedad.
Mucha de la gente de izquierda que sigue a Bukele o es parte ya de esa expresión política creada por Bukele, y que es mayoritaria en la Asamblea Legislativa, es de izquierda o progresista.
La verdad es que el hecho de que Bukele haya pertenecido al FMLN más por aspiraciones políticas que por los principios revolucionarios y socialistas de aquel, no lo convierte en un hombre progresista, ni mucho menos de izquierda.
Y es que en el proyecto económico es el que determina si alguien en efecto es de izquierda o socialista.
Un gobernante progresista o de izquierda, en ningún momento abrazará el capitalismo a ultranza como su proyecto último para una nación. Hasta hoy, Bukele no ha presentado nada que pueda hacer pensar que su proyecto es distinto al capitalismo.
La semana pasada dio una muestra de la afirmación anterior, cuando anunció, primero en las redes sociales que pronto presentará a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley para exonerar de todo tipo de impuestos para las empresas que se dediquen a las “innovaciones tecnológicas”.
“La próxima semana, enviaré un proyecto de ley al Congreso para eliminar todos los impuestos (sobre la renta, la propiedad, las ganancias de capital y los aranceles de importación) sobre las innovaciones tecnológicas, como la programación de software, la codificación, las aplicaciones y el desarrollo de IA (Inteligencia Artificial); así como la fabricación de hardware de computación y comunicaciones”, escribió Bukele.
Hasta hoy, pese a las necesidades financieras del país, el presidente Bukele no se ha atrevido a imponer un impuesto a los multimillonarios del país. A ese grupo que recibe más del 60% del producto interno bruto del país. El Salvador produce un aproximado de 28 mil millones de dólares. De este monto total, un pequeño grupo de empresarios se queda con el 60%, sino es que más.
Hasta este día, los grandes grupos empresariales, aglutinados en lo que se les llama la oligarquía y la burguesía no han sido afectados por ninguna acción punitiva del gobierno del presidente Bukele.
Incluso, la lucha contra la evasión fiscal no ha sido dirigida a los oligarcas, sino a los medianos empresarios, donde está la pequeña burguesía.
En un artículo publicado recientemente en Diario Co Latino (https://www.diariocolatino.
Recientemente, los salvadoreños se lamentaban del incremento en los productos de la canasta básica, donde el alto precio de los huevos fue el símbolo del alto costo de la vida y, por tal, el golpe directo a los sectores populares, o mejor dicho a la sociedad salvadoreña.
Varios actores de la sociedad civil organizada pedían al gobierno de Bukele eliminar el IVA a los productos de la canasta básica para aminorar el impacto en las familias salvadoreñas por los altos precios.
Bukele ha guardado silencio ante esas solicitudes, pero, sí anuncia la eliminación de todo tipo de impuestos para atraer a nuevos inversionistas al país.
A partir de lo anterior podemos decir: “Dime qué tipo de base económica promueve y te diré qué tipo de gobierno tienes”.