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Por Leonel Herrera*
El Sí a la Vida, No a la minería ha prendido fuerte en la conciencia de la población salvadoreña. En su prepotencia y su avaricia, el presidente inconstitucional Nayib Bukele y sus secuaces han provocado un movimiento ciudadano creciente.
La Iglesia Católica ha lanzado una épica campaña de recolección de firmas contra la Ley General de Minería Metálica, la nefasta normativa aprobada por los diputados oficialistas y sancionada por Nayib Bukele. La campaña busca la adhesión de un millón de salvadoreños y salvadoreñas a la petición de derogar la tenebrosa normativa.
A la campaña se han sumado las iglesias históricas y algunas iglesias evangélicas, organizaciones sociales, universidades y personas que individualmente recogen firmas en sus barrios, colonias, caseríos y cantones para luego entregarlas en la parroquia más cercana.
Un estudio reciente de la Universidad “Francisco Gavidia” confirmó el amplio rechazo social a la minería metálica que ya había mostrado la encuesta de la UCA publicada en diciembre pasado. Según el IX Estudio de Humor Social y Político del CEC-UFG, el 62.8% considera que el país tiene nulas o pocas condiciones para hacer minería metálica, frente al 23.51% que cree que sí hay condiciones y el 13.71% que no conoce o no responde.
La referida investigación señala que el 55.27% de la gente no cree que exista minería sin daño ambiental y del agua y el 15.92% también expresó dudas de que la minería no provoque contaminación, frente al 22.12% que cree que sí puede haber minería sin contaminación.
Este enorme rechazo popular a los mortíferos proyectos mineros se expresa en las redes sociales. Facebook, TikTok, Instragram y X (ex Tuitter) están inundadas de videos, afiches, memes, infografías, mensajes de texto, etc. A esto se suma el abordaje periodístico permanente en varios medios de comunicación que han asumido su rol de “proporcionar a la ciudadanía la información que necesita para entender su realidad y transformarla”.
El descontento social a la imposición extractivista de los Bukele también se manifiesta físicamente. El plantón del domingo pasado frente a la BINAES, en el Centro Histórico de San Salvador, convocada y protagonizada mayoritariamente por jóvenes, es una muestra contundente de que las nuevas generaciones no están dispuestas a que este régimen autoritario y avaro les arruine su futuro contaminándoles aún más el agua, la tierra y el aire.
La gente también ha empezado a colocar mantas, pancartas y carteles, declarando a sus comunidades en resistencia contra la minería metálica y en defensa del agua, los ecosistemas y la vida. En Chalatenango, Cabañas, San Salvador, Morazán, Usulután, Santa Ana y otros departamentos.
La próxima semana se realizará en Cabañas una caravana contra la minería metálica y por la libertad definitiva de los líderes ambientalistas criminalizados por oponerse a la reactivación de la más nociva de las industrias extractivas (Ellos ya fueron absueltos, pero el lobby minero y el sistema judicial controlado por el clan Bukele han decidido repetir el juicio para condenarlos de cualquier manera).
Todas las organizaciones deben sumarse a esta actividad para demostrarle a las comunidades de Cabañas que no están solas en la primera línea de resistencia contra los proyectos mineros, que la gran mayoría de la población está con ellas y que todo un país les respalda.
Además de prender en las juventudes, el No a la minería, Sí a la Vida también ha calado profundo en la propia base oficialista y ésta enfurece cada vez que su líder les acusa de ser opositores por no apoyarlo en su suicida aventura extractivista.
Buele ha creado un movimiento.
*Periodista, analista y activista ambiental.
