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Bukele necesita un tribunal sometido ¿lo tendrá?

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

En tiempos del conflicto la Comandancia General del FMLN visualizó un final negociado políticamente y no la exterminación. Eso llevó a cultivar en sus militantes el respeto al derecho internacional humanitario y una nueva institucionalidad apropiada para una democracia sin restricciones político ideológicas.

Las palabras y actuaciones de quien preside el ejecutivo de hoy, evidencia la visión de una dictadura. Fomenta el  sometimiento, el odio, la división y la desobediencia a la constitución y las leyes.

La Fuerza Armada y la PNC han sido desnaturalizadas en poco tiempo. Puestas al servicio de su estrategia política; los organismos jurisdiccionales y de control, ignorados, la Asamblea vilipendiada y ahora llega el turno de intentar someter a quien debe ser arbitro en el proceso electoral, los organismos electorales temporales y el mismo Tribunal Supremo Electoral (TSE).

¿Lo logrará? Al menos lo intenta  como ha sido evidente en los hostigamientos a las sedes de las Juntas Electorales Departamentales y a la propia sede del TSE.

Las informaciones indican que las presiones a las JED, buscan que les inscriban planillas de nuevas ideas, sin cumplir los requisitos legales, teniendo opciones de subsanar sus propias fallas.

Al Tribunal quieren intimidarlo para que haga lo que ellos le pidan, como bien lo explicaba con soberbia el activista que declaró a un periodista que ponían candado a los portones y no dejarían salir a nadie hasta tener la respuesta que buscaban.

Esas acciones las repetirían una y otra vez si logran doblegar la voluntad de las autoridades, ya se trate de inscripciones, de procesos en que se juzguen incumplimientos de ley o en el propio escrutinio.

Eso es peligroso, porque se presentan como el niño que pellizca o llora para que le den lo que quiera y cuando crece no pellizca, ejerce violencia.

¿Piensan repetir la hazaña del 28 de febrero de 1977? Cuando militares y todos los cuerpos de seguridad de entonces, masacraron a miles de ciudadanos que reclamaban respeto a la voluntad popular concentrados en la plaza libertad y sus alrededores.

Estos peligros surgen de la visión de imponer una dictadura, contrario al final que visualizó el FMLN cuando luchaba por todos los medios, incluso con las armas, y fue capaz de situar en la mesa y ganar con argumentos el diseño de una institucionalidad   que permita a todos luchar por sus ideas y propuestas, buscando el apoyo popular mediante reglas democráticas.

¡Que diferencia! ¡Cuanta distancia! Por eso Bukele  intenta imponer su narrativa negando el valor de las luchas populares pasadas y del mérito  del FMLN en las mismas.

Para ello denigran la historia y crean medios oficialistas mentirosos afirmando que difunden “el otro lado de la historia”.

Esos afanes nada nuevos en la historia nacional ni mundial, tienen una frontera, una barrera y es la dignidad y la capacidad de hacer valer el estado de derecho.

Si los integrantes de esos organismos tanto del TSE como de las JED, independientemente de por quién fueron propuestos se afincan en las facultades que les da la ley, sabrán respetarla, hacerla valer frente a la matonería.

Si los magistrados y magistradas del TSE, asumen su rol constitucional, aplican las leyes electorales, los criterios de jurisprudencia propios y de la CSJ, ni fusiles ni candados les pueden impedir cumplir su rol; si ellos fallan, por cobardía política, afectarán  a toda la sociedad inutilizando a una entidad más, y poniéndola al servicio de la visión dictatorial del presidente.

Deben contar con dos cosas de la ciudadanía y de las entidades sociales y políticas: primero, una la exigencia de apegarse a las leyes y, segundo, contar con el respaldo en la medida que se hagan respetar los principios de un proceso electoral con independencia, con transparencia, que garantice la participación ciudadana, con máxima publicidad.

En el contexto creado por la  propaganda oficialista, deben saber que es hora de exhibir virtudes como la valentía política, la dignidad y  honradez.

No es valiente el que carece de temor, sino quien a pesar de ello cumple su cometido. Eso se requiere de los integrantes de los organismos electorales hoy, en el propio día de las votaciones y, en  el proceso de escrutinio.

Para bien del país y de la democracia debe evitarse el sometimiento de un organismo tan importante a los caprichos y afanes presidenciales.

¿Quien soy para decir lo anterior? Una ciudadana sobreviviente de un 30 de julio, de un 28 de febrero, de un 4 de febrero en la cárcel y de otros momentos y procesos en los que aprendí que se puede resistir el dolor, la presión, la amenaza.

Que conozco de procesos eleccionarios y de las leyes electorales de las que participé en su formulación.

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