Lo que ha construido es un gobierno corrupto, neoliberal y autoritario.
Colectivo Tetzáhuitl*
¿Qué es la Gobernabilidad Democrática?
Está demostrado que en política no basta con ganar unas elecciones para tener el control del Ejecutivo y gobernar.
Mientras no se cuente con la correlación de fuerzas necesaria para empujar un determinado proyecto político y hacerlo viable no se puede hablar de gobernabilidad y mucho menos que el programa en cuestión que fue ofertado en campaña se pueda ejecutar.
Pero una cosa es construir gobernabilidad respetando el Estado de Derecho y otra cosa muy diferente es recurrir al rompimiento del orden legal para tener el control del Estado y llegar a violar las Leyes de la República y la Constitución.
Cuando la izquierda ganó las elecciones presidenciales en el 2009, el poder político ganado no era suficiente para gobernar sin tropiezos y cuesta arriba.
El FMLN había ganado el control del Ejecutivo y 35 diputados de la Asamblea Legislativa.
No tenía poder de incidencia en las decisiones del Congreso y menos en las del Órgano Judicial y en las del Ministerio Público (Fiscalía General de la República).
Para incidir en las decisiones legislativas y empujar su programa de gobierno el FMLN debería haber ganado al menos 43 Diputados, que en ese entonces hacían mayoría simple, y de esa forma aprobar leyes o reformas a leyes ya existentes en coherencia con su oferta electoral.
El control de la Asamblea Legislativa y del Órgano Judicial estaba en manos de la Derecha Oligárquica y sigue estándolo a la fecha.
ARENA con los Diputados del PCN y del PDC hacían mayoría simple para decidir y bloquear el proyecto de transformaciones estructurales de los gobiernos del FMLN.
Después del fraccionamiento de la bancada de ARENA y el surgimiento de GANA, el FMLN tuvo un margen de maniobra mayor pero no lo suficiente como para impulsar un programa anti Oligárquico y anti Neoliberal.
Sin pretender justificar al primer gobierno de izquierda presidido por Mauricio Funes, pero con 35 Diputados del 2009 al 2012 y 31 legisladores del 2012 al 2015 difícilmente se podía hacer más de lo que se hizo a nivel económico y político.
Bukele en cambio ha contado desde Mayo del 2021 no solo con mayoría simple (43 Diputados) sino que con mayoría calificada (más de 52 Diputados) para elegir al Fiscal General de las República y a los Magistrados y Jueces del Poder Judicial y para aprobar las Leyes o reformas a Leyes existentes que necesita para viabilizar su proyecto económico y político.
Bukele tiene desde entonces el control de los 3 Órganos del Estado, es decir, tiene el poder absoluto del aparato de Estado.
A partir de ese momento, Bukele puede hacer lo que se le venga en ganas.
No es Gobernabilidad Democrática lo que ha construido.
Con el control de todos los Órganos del Estado Bukele ha podido implementar su proyecto Oligárquico Neoliberal y ejercer el poder en forma autoritaria y excluyente.
¿Qué significa este control político de todo el aparato del Estado?
Con las elecciones legislativas del 2021, Bukele aseguró el control de todos los poderes del Estado, algo que ARENA había logrado en el pasado con la compra de voluntades de los diferentes partidos de la Derecha.
A este control del aparato público, algunos disque “analistas” a favor del régimen actual le llaman “Gobernabilidad”.
Podríamos hablar de Gobernabilidad si se respetara el Estado de Derecho, si se respetara el ordenamiento constitucional y si se respetara la institucionalidad democrática del país y el sistema de pesos y contrapesos.
Pero eso es lo que menos ha existido con Bukele.
Este control autoritario y excluyente del Estado le ha servido a Bukele y a su gobierno, primero, para llevar acabo su proyecto Neoliberal pro Oligárquico.
Puede aprobar Leyes y reformas a Leyes existentes que aseguren los privilegios que siempre han tenido los Oligarcas del país.
Puede seguir creando oportunidades de negocios para la derecha Oligárquica con la que ha pactado mantener el dominio hegemónico del país.
Puede además, poner a la Fiscalía y al Órgano Judicial en función de los intereses de esta Derecha.
Bajo este modelo de control autoritario del poder público,
ninguna de las acciones de gobierno que emprenda Bukele encontrarán resistencia en otros Órganos del Estado.
Este control le sirve también a Bukele para ejercer el poder en forma discrecional, sin enfrentar las consecuencias legales que podrían afectar la credibilidad y el funcionamiento de su gobierno.
No importa que Bukele viole el Estado de Derecho y el ordenamiento constitucional del país si ningún otro Órgano del Estado se opondrá a esa violación y a esa ruptura institucional.
Bukele puede actuar en forma impune sin temor a ser juzgado penalmente.
Esta supuesta gobernabilidad conseguida a base de un ejercicio autoritario del poder le sirve a Bukele y a la Derecha Oligárquica para preservar su hegemonía en el país.
Le resulta también funcional al gobierno de Estados Unidos para asegurar sus intereses en el país y en la región.
Por eso es que ninguna administración estadounidense se ha pronunciado en contra de los abusos y excesos del gobierno de Bukele.
Ha habido algunas declaraciones “tibias” y un tanto “vacilantes” al respecto pero de ahí no han pasado.
Cuando un Presidente y un gobierno no le es funcional a Estados Unidos inmediatamente se pone en práctica un plan desestabilizador, tal como está ocurriendo en Venezuela y Nicaragua.
Este no es el caso de Bukele.
Con este control político, Bukele y su clan familiar se han enriquecido y se han convertido en una “mafia” enquistada en el gobierno.
Nayib Bukele, su familia y amigos cercanos llegaron al gobierno para enriquecerse, aprovechando los resortes del Estado.
De ese proceso de apropiación del Estado para beneficio privado hay suficientes evidencias, algunas contenidas en las investigaciones penales del ex Fiscal Raúl Melara y en los expedientes que tenía en su poder la extinta CICIES y que el Fiscal actual Rodolfo Delgado hizo desaparecer por instrucciones de CAPRES.
La mal llamada Gobernabilidad de Bukele que le permite el control de otros órganos del Estado ha sido utilizada para fortalecerse como grupo empresarial que basa su riqueza en la corrupción y para garantizar los intereses económicos de los grupos oligárquicos en el país.
Esa fue la estrategia impulsada desde el primer día de gobierno y es la que sigue impulsado en su segundo mandato.
Con este control absoluto del aparato de Estado, Bukele puede ocultar la corrupción de él, de sus hermanos y de sus funcionarios, incluyendo la de los Diputados y muchos jueces en el país.
El supuesto destape que se ha dado en la Asamblea Legislativa con Nuevas Ideas y que el aparato de propaganda lo presenta como parte de la guerra contra la corrupción y a favor de la transparencia gubernamental, le está permitiendo ocultar la monumental corrupción y robo de los recursos públicos de estos últimos 5 años de gobierno.
La oposición política se equivoca cuando exige transparencia solo en el Órgano Legislativo y se olvida de los demás poderes del Estado.
No solo los Diputados de Nuevas Ideas y sus aliados han manoseado el Presupuesto Público, también lo han hecho en CAPRES, en los diferentes Ministerios, en las instituciones autónomas como CEL y CEPA, en la Corte Suprema de Justicia, en el Tribunal Supremo Electoral, en la Corte de Cuentas y en el Ministerio Público, especialmente en la Fiscalía General de la República.
Hay evidencias de favorecimientos a empresas allegadas al régimen en contratos públicos adjudicados sin licitación, o de permisos ambientales ilegales a grandes constructoras vinculadas a los grupos oligárquicos, también hay evidencias del pago de exorbitantes salarios a asesores del Presidente, o bien del pago de sobresueldos a funcionarios públicos disfrazados con la figura de “honorarios por servicios profesionales”, de la compra de voluntades en la Asamblea y el Ejecutivo por parte de importantes grupos empresariales, etc.
La limpieza debe ser pareja y no solo centrarse en los gobiernos anteriores o en un Órgano del Estado.
Tarde o temprano el Jefe de la mafia y el crimen organizado de CAPRES deberá caer.
*El colectivo Tetzáhuitl está integrado por profesionales de las comunicaciones y analistas que investigan la realidad nacional.