La semana pasada sucedieron dos importantes hechos que se pueden considerar como un triunfo para el movimiento social y popular, y una derrota para el gobierno autoritario e ilegal de Nayib Bukele. Uno de esos hechos fue la declaración de inocentes de los líderes ambientalistas y comunitarios de Santa Marta, Cabañas, el otro hecho la marcha blanca.
Los cinco ambientalistas: Miguel Ángel Gámez, Alejandro Laínez García, Pedro Antonio Rivas Laínez, Antonio Pacheco y Saúl Agustín Rivas Ortega, además de Fidel Recinos Alas (Comandante Raúl Hércules), fueron puestos en libertad libertad el viernes 19 de octubre, luego de 22 meses de encarcelamiento, un año en centros penales y el resto domiciliario, acusados de un delito que la Fiscalía General de la República no pudo comprobar.
En los 22 meses que duró el ilegal proceso quedaron claros los dos motivos por lo que procesaron a los de Santa Mata: primero, porque que quería dar escarmiento a los abanderados de la lucha contra la minería metálica en El Salvador, y con ello intimidar al resto de organizaciones ambientalistas para que no se oponga a los proyectos mineros que el gobierno de Bukele pretende instaurar en el país, pese a que hay una ley que lo prohíbe.
El segundo motivo por lo que los metieron presos fue por haber sido integrantes de la guerrilla durante el conflicto armado, porque el gobierno de Bukele busca la forma de meter a la cárcel a los que no le apoyan y han sido parte de la guerrilla.
Uno de los delitos que la Fiscalía adjudicaba a los de Santa Marta era haber pertenecido a la Resistencia Nacional (RN), una de las cinco organizaciones que conformaron el guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Pero los de Santa Marta no estaban solos, tenían la solidaridad militante de los de Santa Marta, de las organizaciones sociales y populares de El Salvador, y de otras partes del mundo.
Los ambientalistas de Santa Marta tuvieron siempre el apoyo de varios congresistas de los Estados Unidos, del País Vasco, en España, y de las Naciones Unidas. En especial de la Relatora sobre la Situación de Defensores de Derechos Humanos de la ONU, Mary Lawlor, quien hizo varios llamados al Estado salvadoreño de liberar a los activistas ambientales de Santa Marta y ADES.
Los de Santa Marta nunca estuvieron solos, además de que su captura y proceso judicial era ilegal, por eso le arrebataron de las cárceles a los héroes ambientalistas.
No dudamos que la lucha contra la minería y la injusticia en El Salvador continuará, y allí estarán los cinco ambientalistas con su pueblo al frente de la lucha.
El segundo caso es “la marcha blanca” del 19 de octubre, que se realizó pese a los intentos desesperados del gobierno de Bukele por boicotearla, mediante la “compra” de algunos dirigentes sindicales, tal como lo denunció la valiente secretaria general de Frente Magisterial Salvadoreo (FMS), Idalia Zúniga.
Un día antes de la marcha, el viernes 18, el gobierno reunió a los dirigentes de andes ANDES 21 de Junio, Bases Magisteriales, Docentes Haciendo Historia, Nuevas Ideas Magisterio Salvadoreño, Movimiento Pedagógico Salvadoreño, SIMEDUCO, SINDOPETS y SITADMES para que suspendieran la marcha. Y así lo hicieron, pero no lo lograron, pues las bases de esos sindicatos marcharon junto al acompañamiento del pueblo.
“Aquí estamos en resistencia el Frente Magisterial Salvadoreño porque sabemos que no solamente es el escalafón, sino los recortes que vienen para el sector educación que afectarán a los niños y a las niñas del país; no estamos de acuerdo con los que se han arrodillado y se han vendido, los quieren tener dilatando el tiempo”, afirmó Idalia Zúniga, secretaria general del FMS.
La marcha fue convocada por las gremiales del Ministerio de Salud y de Educación, por el recorte en el presupuesto para 2025 y por el congelamiento de los escalafones en ambos ministerios, así como el anuncio de despidos en once mil trabajadores del sector público. Del Ministerio de Educación se anuncian más de tres mil despidos, mientras que en Salud más de mil.
Bukele no pudo ni contra los de Santa Marta ni contra los valientes trabajadores de Salud y Educación, porque unos quedaron en libertad y los otros marcharon.
Lo único que Bukele logró fue dejar en evidencia quiénes son los dirigentes gremiales que se pueden “comprar” para boicotear las luchas del movimiento popular. Las bases de esos sindicatos deben reflexionar de quienes los dirigen, de quienes los pueden traicionar en el desarrollo de las luchas populares.