Nayib Bukele, conocido por su estilo disruptivo y su enfoque populista, emergió como una figura prominente en la política salvadoreña. Su carrera política, que comenzó en el seno del FMLN, ha estado marcada por un conflicto creciente con parte de la dirigencia de ese partido y un exitoso ascenso hacia la presidencia. Este pequeño artículo examina la trayectoria de Bukele, desde su llegada al FMLN hasta su presidencia y su dictadura, incluyendo la compleja relación con el partido y el engaño que, con la complicidad de algunos dirigentes ex comunistas como José Luis Merino y su tío materno, Orestes Ortez, lo llevó a una ruptura significativa con parte de la dirigencia del FMLN.
-Inicios y Ascenso en el FMLN
Bukele se unió al FMLN en 2009 con la intención de influir en la política desde una plataforma de izquierda («mi sangre es roja y mi corazón está a la izquierda», dijo alguna vez). Su primer papel significativo fue como alcalde de Nuevo Cuscatlán en 2012, donde implementó proyectos innovadores que, según él mismo dijo, «mejoraron la infraestructura y la calidad de vida en el municipio». Su aparente éxito local y su estilo dinámico, atrajeron la atención de la base del FMLN y le ayudaron a asegurar la alcaldía de San Salvador en 2015. Cabe mencionar que la alcaldía de Nuevo Cuscatlán fue dejada con un enorme déficit financiero, promesas no cumplidas y varios casos de corrupción, situación que más tarde se repetiría en San Salvador.
-Conflictos con una parte de la dirigencia del FMLN
-El Gran Engaño a las Bases Efemelenistas y la Complicidad de Algunos Dirigentes
Este fenómeno se puede entender como un «engaño estratégico»: mientras Bukele proyectaba una imagen de cambio radical y ruptura con las prácticas del pasado, su relación con los principales dirigentes del extinto Partido Comunista Salvadoreño, evidenció un nivel de complicidad que facilitó su ascenso. La promesa de renovación y el rechazo a algunas prácticas tradicionales del FMLN, como el verticalismo, fueron clave para movilizar a un electorado desencantado que buscaba alternativas más allá de los partidos tradicionales. Engaño que, hasta ahora y es necesario decirlo, ha beneficiado a una elite política y económica, en detrimento del pueblo salvadoreño.
-Presidencia y Cambio Político
En 2018, salvadoreños radicados en EEUU, fundaron el movimiento Nuevas Ideas, que más tarde se transformaría en partido político. Bukele y sus familiares cercanos se apropiaron del partido y también del movimiento. Rápidamente, Nuevas Ideas se consolidó como una alternativa al FMLN y al partido ARENA. La campaña presidencial de Bukele y su partido se centró en la lucha contra la corrupción («devuelvan lo robado», y «el dinero alcanza cuando no se roba») y la necesidad de «reformas» plasmadas en el Plan Cuscatlán. Su victoria electoral reflejó el éxito de su estrategia de presentar una opción nueva en un contexto de descontento generalizado y violencia social.
-El Candidato Bukele no solo Recibió el Apoyo de una Parte de la Dirigencia z
Nayib Bukele ha sido una figura que, en muchos aspectos, ha servido eficazmente a los intereses tanto de los oligarquía local como del gobierno estadounidense. La elección de Nayib Bukele y su consolidación en el poder en El Salvador puede verse como un fenómeno que ha beneficiado a esos dos grupos:
1. Estabilidad Política: Bukele proporcionó una opción para un bipartidismo desgastado.
2. Bukele prometió una agenda de lucha contra la emigración desenfrenada, tema que era prioritario para el gobierno de Donald Trump, en cuanto a estabilidad y gobernabilidad en América Central se refiere. La administración Trump probablemente vio en Bukele una oportunidad para apoyar a un candidato que podría implementar cambios positivos a ese nivel.
Estas razones reflejan cómo Bukele ha servido como un catalizador para los intereses tanto de los sectores oligárquicos en El Salvador como de los intereses estadounidenses en la región.
-Bukele Presidente
Desde su llegada a la presidencia, Bukele ha mantenido su enfoque en la venta de ilusorias esperanzas. Ha enfrentado críticas por su gran corrupción y autoritarismo, así como por sus decisiones controversiales. Su ascenso desde el FMLN hasta la presidencia, es testimonio de la habilidad de su equipo de asesores para navegar las complejas dinámicas políticas de El Salvador y de su capacidad para atraer a un electorado deseoso de un cambio significativo, pero fanatizado y ciego.
La administración de Bukele, a pesar de su retórica de cambio, ha mantenido estructuras de poder que benefician a élites económicas y políticas, en lugar de implementar una transformación profunda que desafíe las desigualdades estructurales del país:
1. Familia y allegados de Bukele: La elección de Bukele ha permitido que su familia y sus allegados accedan a posiciones de poder y riqueza. Su administración ha favorecido a empresas vinculadas a sus socios políticos y familiares, lo que ha aumentado su influencia económica y política en el país.
2. Oligarquía salvadoreña: Bukele ha mantenido una relación ambigua con la oligarquía, pero le ha ofrecido estabilidad y condiciones favorables para la inversión. Aunque su discurso ha sido populista y anti-sistema, sus políticas económicas han beneficiado a sectores empresariales del gran capital salvadoreño. También ejecutó reformas legales que favorecen a los grandes capitales en detrimento de la pequeña y mediana empresa.
Desde una perspectiva de los intereses del pueblo, este panorama puede ser visto como una traición a las promesas de cambio y justicia social.
-Bukele en su Etapa como Dictador
Desde que Nayib Bukele asumió la presidencia de El Salvador en 2019, su administración ha sido objeto de controversia y debate. La percepción de Bukele ha cambiado a lo largo de su mandato, pasando de ser visto como un reformista prometedor a enfrentar acusaciones graves de corrupción, represión y asesinatos. La reciente búsqueda de su reelección inconstitucional, ha intensificado las críticas y las preocupaciones sobre el futuro político y social del país. Esta etapa de su presidencia plantea serias preguntas sobre sus motivaciones y las implicaciones para la democracia y el estado de derecho en El Salvador:
1. Reelección Inconstitucional:
– La Constitución de El Salvador, en su Artículo 152, establece que un presidente no puede ser reelegido para un período consecutivo. Sin embargo, Bukele ha impulsado interpretaciones y reformas que han permitido su reelección en 2024, argumentando que su primera presidencia no cuenta como una elección consecutiva, algo que ha sido ampliamente criticado y rechazado por varios sectores, incluyendo organismos internacionales y la oposición interna.
2. Corrupciones y Represiones:
– Corrupción: Se han registrado denuncias de corrupción, incluyendo acusaciones sobre la manipulación de contratos gubernamentales y el uso indebido de fondos públicos para campañas de marketing y proyectos personales.
– Represión: Su gobierno ha sido acusado de reprimir a la oposición y a la prensa crítica. Ha habido numerosos informes sobre la intimidación de periodistas, el cierre de medios críticos y el uso de la guerra jurídica contra opositores políticos y críticos de su gobierno.
– Crímenes y Violaciones de Derechos Humanos: Se han documentado abusos a los derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias, violaciones, extorsiones y asesinatos durante los operativos de seguridad, así como el uso de estrategias de capturas masivas, que han llevado a violaciones de los derechos humanos.
3. Necesidad de Reelegirse:
– Motivación y Estrategia: La búsqueda de la reelección puede estar motivada por el deseo de consolidar su poder y asegurar su impunidad frente a posibles investigaciones o acusaciones de corrupción. Además, reelegirse podría ser una estrategia para mantener su influencia sobre las instituciones del país, incluidas las judiciales y legislativas.
– Escapatoria a la Justicia: La reelección también podría ser una táctica para evitar la justicia, especialmente si se enfrenta a investigaciones sobre su administración. Al mantenerse en el poder, Bukele busca protegerse de posibles acusaciones y evitar responsabilidades legales.
Perspectivas Futuras para El Salvador:
– Inestabilidad Política y Social: La controversia sobre la reelección y los informes de represión y corrupción podrían contribuir a una mayor inestabilidad política y social en el país. La polarización y la desconfianza en las instituciones podrían aumentar, afectando la cohesión social y la capacidad de gobierno.
– Retos Económicos: La corrupción y la mala gestión tienen ya un impacto negativo en la economía, afectando el desarrollo y las inversiones. La falta de transparencia y la inestabilidad desincentivan la inversión extranjera y agravan problemas económicos existentes.
– Reformas y Cambios: Dependiendo de la evolución política, podría haber presión tanto interna como externa para reformas y cambios. Organismos internacionales ya comenzaron sus denuncias al tiempo que buscan promover la democracia, la justicia y el respeto a los derechos humanos.
El futuro de El Salvador dependerá en gran medida de cómo se manejen estos desafíos y de la capacidad del país para restaurar la confianza en sus instituciones y avanzar hacia un gobierno más transparente y democrático.
A manera de conclusión, podemos decir que la trayectoria de Nayib Bukele es un ejemplo paradigmático de cómo la política salvadoreña puede ser un campo de estrategias complejas y alianzas sin escrúpulos. Su ascenso desde un partido de izquierda tradicional hasta la presidencia y sus políticas económicas y sociales rabiosamente de extrema derecha, reflejan tanto su habilidad para engañar a las bases, dejando al descubierto las intrincadas dinámicas de poder dentro de los partidos políticos salvadoreños, basadas en intereses particulares y no colectivos. Su historia no solo es una narrativa de ambición, camaleonismo y éxito, sino también un recordatorio de las complejidades y las alianzas a menudo inesperadas que pueden definir la política.