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Bukele y sus anuncios para concentrar más el poder

El uno de junio, al cumplir su cuarto año de gobierno, lo que sería un espacio para dar cuenta de lo actuado en el período, el presidente Nayib Bukele lo utilizó para lanzar mensajes de odio, y anunciar la reducción del número de diputados, así como de las alcaldías municipales. Esto último, obviamente, para ocultar sus fracasos, y concentrar más el poder.

Y, realmente, el único logro del que podría jactarse el mandatario es la reducción de los homicidios, luego de negociar con las pandillas la reducción de los homicidios, como ha quedado demostrado por investigaciones periodísticas, pero que el mandatario lo presentó en los primeros tres meses de gobierno, como resultado del Plan Control Territorial.

Sin embargo, al romperse las negociaciones, provocada por el gobierno mismo, vino un alza de los homicidios, que acabó con la vida de cerca de 90 salvadoreños, la mayoría de los pandilleros contrarios, pero también de gente inocente, es decir, sin tener ninguna vinculación con esos grupos delictivos.

La respuesta de Bukele fue ordenar a la Asamblea Legislativa decretar un Estado de Excepción, que, si bien redujo nuevamente los homicidios, tras la captura de miles de pandilleros, también ha servido para amedrentar a la población.

El mismo gobierno ha aceptado que más de cinco mil inocentes fueron capturados por el siempre hecho de parecerle sospechoso al policía o al soldado. Y esos inocentes los tuvieron tres, seis y hasta un año en prisión, sin cometer ningún delito, ni mucho menos estar vinculados con los grupos delincuenciales.

El Estado de Excepción, que según la Constitución debería ser prorrogada en tercera ocasión, es decir, tres meses, esta ha durado más de un año, y voceros del gobierno dicen que durará “lo que sea necesario”.

Y es que la continuidad de la ley de excepción no es para combatir a los delincuentes, sino ponerle miedo a la gente, utilizarla como arma de chantaje para evitar la oposición en general. Además, este estado le sirve al gobierno, cometer cualquier atropello contra los derechos humanos, como atemorizarlos y amedrentarlos para mantener el control. Y es que una masa sometida al miedo es incapaz de reaccionar en contra a pesar de que le asista la razón.

El Estado de Excepción entonces, es un mecanismo para el control total del país, pero necesita darle la legalidad política jurídica, por lo que hace anuncios tan apresurados como la reducción del número de curules y de los municipios del país.

Y es que el número de diputados de una nación no debe responder a un simple capricho, a partir de sus cálculos políticos, sino producto del número de pobladores y las realidades sociales del país. ¿El porqué es importante el número de pobladores? Porque se supone que los diputados responden precisamente ese número de pobladores, en su variedad de intereses sociales, políticos, ideológicos y económicos.

Por lo anterior, se supone que cualquier aumento o disminución de diputados pasa por un estudio técnico, y éste debería ser público, y no secreto como lo ha hecho el presidente Bukele en su decisión de disminuir el número de diputados y el sistema de votaciones, al eliminar los residuos y ensalzar el cociente.

Por cierto, es justamente en la eliminación del sistema de residuos donde está la esencia del cambio ordenado por Bukele, que en un santiamén los diputados lo aprobaron, como han aprobado todo en esta legislatura, que no legisla, pues la copia y pega de las leyes se hace en Casa Presidencial.

Y es que el sistema de residuos es el que le deba la verdadera representatividad democrática en el congreso, la cual está representada en la variedad de partidos políticos, y con ellos, por supuesto, representadas las minorías.

Obviamente a Bukele no le interesan las minorías, esas o se sujetan a su mandato o les aplican la Ley del Estado de Excepción, por lo que el único ofrecimiento es la cárcel. Ya anunció, por cierto, una nueva mega cárcel, donde no solo está pensando en meter a los presuntos corruptos de gobiernos anteriores, sino que será la cárcel para las minorías que se atrevan a oponerse a sus designios.

Y al no estar representadas las minorías en la Asamblea, pues en ese recinto que teórica o simbólicamente es la casa donde están representado el pueblo, se convertirá en la casa de los partidos que aplaudan al presidente, sino es que el partido único, Nuevas Ideas.

La argumentación que 60 diputados era el número que existía antes del Acuerdo de Paz no es argumento valedero, lo real es que, de acuerdo con el presidente Bukele, en la medida que disminuye diputados, en esa medida tiene, a corto plazo, el control total de poder como ya lo experimenta.

Obviamente, esto no será eterno, pues, en la medida en que más gente se sienta afectada por un gobierno opresivo, que no le resuelve los problemas principales, el miedo irá desapareciendo, y entonces, se formará un frente amplio, que hará escuchar su voz. Así sea.

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