Tijuana / AFP
Un grupo de padres y madres centroamericanos, separados de sus hijos en Estados Unidos y deportados a México, reingresaron el sábado a ese país para volver a tramitar su solicitud de asilo, informó a la AFP la organización Al Otro Lado que aboga por los derechos de los migrantes.
«Son 29 los padres de familia separados de sus hijos y todos ingresaron hoy por la garita» de Mexicali, reportó Nicole Ramos, directora de esa organización.
Oriundas de Honduras, Guatemala y El Salvador, estas familias, que ingresaron inicialmente en distintas fechas a Estados Unidos, fueron separadas al iniciar sus procesos de solicitud de asilo, y los padres y madres fueron deportados a México en distintos momentos también.
Ahora todos ellos, que huyen de la violencia de sus países, volverán a iniciar el mismo trámite pero ahora con una petición nueva: «la reunificación con sus hijos», añadió Nicole Ramos.
En Estados Unidos serán alojados en iglesias y casas localizadas por organizaciones civiles mientras se resuelve su solicitud, pero existe la posibilidad de que vuelvan a ser deportados a México, concluyó la activista.
Algunos de los hijos de éstos centroamericanos fueron enviados con familias adoptivas temporales, como es el caso de la hija de 15 años de la salvadoreña Elizabeth Cruz, separada de su madre en abril de 2018. Se comunican dos veces a la semana por redes sociales.
La menor «ha tenido depresión, ha tenido mucho decaimiento (…) se siente muy triste, ya no quiere estar en ese lugar», es decir, con su familia adoptiva que vive en Texas, comentó a la prensa la salvadoreña momentos antes de cruzar la garita de Mexicali, fronteriza con Estados Unidos.
Ambas huyeron de su país porque recibieron amenazas de muerte de las pandillas, que, según las autoridades salvadoreñas, son responsables de la mayoría de homicidios en el país.
Cada año, cientos de centroamericanos salen de sus países -principalmente Honduras, El Salvador y Guatemala- huyendo de la violencia y la pobreza con el objetivo de llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor.
Muchos de ellos viajan en caravanas como una medida de seguridad ante el largo y peligroso camino. En octubre del año pasado, una caravana que llegó a sumar unos 7.000 migrantes viajó de Honduras hasta Tijuana, vecina de Mexicali.
La dura postura contra la migración clandestina del presidente Donald Trump ha complicado, sin embargo, el objetivo de los migrantes de pedir asilo en territorio estadounidense.