Carlos Burgos
Fundador
Televisión educativa
Logramos pasar la raya del año 2015, ed qué satisfacción, nurse estamos con vida relatando experiencias y vivencias.
En 1983 pensaba que no íbamos a llegar vivientes al año 2000: el nuevo milenio, el nuevo siglo. Pero ya entramos al año 16 del siglo XXI. Me parece que estoy de 16.
Recuerdo que en el Ministerio de Educación trabajábamos duro para elaborar el «Plan de Educación 1983-2000». Un tramo de 18 años con un plan único, extraordinario, que partía de un diagnóstico de la realidad, investigado y sentido por maestros, padres de familia y agentes de cambio de todo el país.
El año 2000 lo veíamos lejano. Pero el plan nos indicaba que al llegar ese año habría cero analfabetos, la cobertura escolar sería total con alta calidad y pertinencia en el proceso enseñanza-aprendizaje, habría igualdad de oportunidades para todos. Se tendría un currículo físico y virtual elaborado por maestros salvadoreños con acceso para docentes, alumnos y padres de familia.
La Universidad Estatal a Distancia (UNED) sería una realidad, ya contábamos con el proyecto y el edificio estaba en construcción. Las primeras promociones iban a ser de maestros, todos serían licenciados en diferentes especialidades pedagógicas, ya contábamos experiencia en dos programas masivos de capacitación de maestros: uno, con la Reforma Educativa de 1968 y el otro, lo teníamos en marcha con el programa de Perfeccionamiento Permanente de Maestros en Servicio (PPMS). La UNED se iría ampliando a carreras técnicas para el desarrollo productivo con planes de acceso sin restricciones.
Por otra parte, ya se había creado el Sistema de Educación a Distancia dentro del cual se inauguró el Instituto Nacional de Educación a Distancia (INED) para la formación de bachilleres y el Proyecto de Educación Básica a Distancia (PREBAD), ambos funcionaban bajo mi dirección ad-honorem, mientras me desempeñaba como director general de Televisión Educativa. Una experiencia estupenda que todavía se conserva con otros nombres.
El Plan de Educación 1983-2000 impulsaría la investigación científica, el desarrollo social, la educación en población, la educación para la democracia, la educación ambiental y muchos aspectos indispensables para la formación integral del nuevo salvadoreño que además de ser, saber y hacer, resolviera sus problemas y ayudara a resolver los problemas de otros, un hombre solidario. Era un plan completo, sin cabos sueltos ni agendas ocultas, producto de un esfuerzo extraordinario diseñado por maestros salvadoreños. Inició su marcha.
Pero en El Salvador al cambiar de gobierno todo se viene abajo: planes, programas y proyectos aunque estén bien diseñados en favor de los salvadoreños, y se comienza de cero, a veces se improvisa.
Algunos técnicos light, en planes de corto plazo se dan el lujo de tener un plan B por se falla el A, y un plan C por si falla el B, y otros bajo la manga, son magos. Pero con ninguno obtienen los resultados esperados. Por esto algunos piensan que en este país no vale la pena elaborar planes, es mejor planificar a la viceversa, ajustar las estadísticas a los resultados obtenidos, y así aparentarán eficiencia.
Vivimos en el país de la diversidad, cada salvadoreño es libre. Piensa, actúa y quiere como le da la gana. Así somos y qué y qué. Pero hay grupos que quieren que todos los salvadoreños pensemos y actuemos como ellos lo desean. Creen que son el Supersalvador. Piensan que tienen el anillo mágico, hasta se atreven a darnos la fórmula con los ingredientes de las felicidad, Qué atrevimiento.
Pueden verlos en los medios, cómo despotrican, cómo gritan, cómo se rasgan las vestiduras, cómo miran el lente. Si son artistas, saben que están «actuando» ante un gran público y esperan los aplausos.
Para ellos nada sirve en este país, se oponen a todo, aseguran que la gran mayoría de salvadoreños quiere emigrar, pero ellos no se incluyen. Si ellos se fueran nuestro país estaría mejor, son los que meten cizaña, hasta miran pelos en la total calvicie.
Mejor brindemos por las esperanzas del 2016, bebiendo cafecito salvadoreño.
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