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«¿Calaviuza o calabiuza?». Por Mauricio Vallejo-Márquez

Mauricio Vallejo Márquez

El 1  de noviembre es imperdible en Tonacatepeque. Mientras la noche avanza la mitología toma fuerza e inunda las casas, callejones y calles hasta que la noche deja ver una tradición viva. Se celebra el día de San Caralampio, salve que ahora conocemos como el día de la Calaviuza o Calabiuza. Existe discusión acerca de cual es la forma correcta para escribirla. Algunos afirman que la fiesta le llaman calabiuza por la calabaza, sin embargo en nuestro país a la calabaza se le llama ayote, por lo que descartamos que la fiesta se llame Calabiuza con “b”. Sin embargo, algunos afirman que se denominó a la fiesta Calaviuza por la Calavera, con “v”. Lo cual es más aceptable, porque recuerdan que las calaveras hechas de morro son las que le dieron nombre a esta festividad

En los años de 1960 y 1970 incluso se utilizaban los morros para elaborar calaveras mientras se recorría el pueblo en la búsqueda de ayote y otros dulces elaborados con miel de panela, mientras se iba de casa en casa diciendo:

“Ángeles somos,

del cielo venimos,

ayote pedimos,

para nuestro camino,

mino mino”

Al final de la jornada las bolsas y la cintura de los que pedían el ayote terminaban completamente mieludas. Estos se iban al cementerio a comerse el ayote y lo que sobra se lo llevaban a sus casas. El doctor Orlando Canjura cuenta que en esos años era lo habitual, sobre todo terminar con una cobertura de miel en el costado.

Los años siguen pasando y pocos recuerdan que la fiesta es en honor de San Caralampio, todos tienen en la mente la fiesta de la Calaviuza, algo que destaca a Tonacatepeque como la capital de la mitología cuscatleca.

Las calles se llenan de muertos vivientes, cipitíos, siguanabas, cadejos, carretas chillonas, gritones de medianoche, padres sin cabeza y toda la gama de seres mitológicos que supuestamente habitan la noche. En tanto en las aceras crece el tumulto de visitantes ansiosos de ver los desfiles de carretas llena de la creatividad de los jicameros para recrear todos los seres mitológicos e incluso de vez en cuando algún disfraz de personajes modernos.

Pero, lo que no falta en casi ningún rincón de Tonacatepeque es el dulce de ayote, como sucede en el Centro Cultural El Mesón donde se proveía del deseado ayote serenado.

Ojo, que la Calaviuza no es Hallowen. Así como la celebración del día de muertos en México, es una tradición que surge de nuestra gente. Nos vemos el otro año de nuevo en Tonacatepeque para la calaviuza.

 

 

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