En su artículo publicado este lunes en el diario The Hill, Haas señala que ‘hace 60 años, un nuevo presidente indeciso (John F. Kennedy, JFK) lanzó una acción militar contra Cuba ‘de asombrosa ingenuidad, con una fuerza de unos mil 400 emigrados entrenados y financiados por Estados Unidos’.
El objetivo era provocar ‘un levantamiento populista que derrocaría a un revolucionario comunista respaldado por los soviéticos llamado Fidel Castro, pero fue un desastre absoluto’, añadió.
Según Haas, miembro del American Foreign Policy Council, ‘Castro rápidamente anuló las esperanzas de un levantamiento y JFK sufrió un vergonzoso revés mundial apenas tres meses después de llegar a la presidencia’.
Peor aún, el desastre se produjo pocas semanas después de que Kennedy lanzara su Alianza para el Progreso, diseñada para pulir la imagen de Washington en la región, ‘pero Bahía de Cochinos enterró esas esperanzas al resucitar el espectro del imperialismo estadounidense’ en una región que había visto más que suficiente sobre el tema, acotó.
Sin embargo, el fiasco tuvo un lado positivo, pues Kennedy ‘aprendió por las malas a no confiar ciegamente en los consejos de sus condecorados jefes militares y de inteligencia, la mayoría de los cuales le aseguraron que el éxito en Bahía de Cochinos era abrumadoramente probable’.
Esta derrota convenció a JFK un año después para que rechazara el consejo de sus jefes castrenses cuando recomendaron una acción bélica para acabar con los misiles nucleares soviéticos en la isla, durante la llamada Crisis de Octubre de 1962, ‘quizás acompañada de una invasión estadounidense con el fin de derrocar a Fidel Castro’, aseveró el especialista.
Haas hace un paralelo con la situación actual de la política exterior norteamericana y señala que tres meses después de su mandato, el presidente Joe Biden no ha sufrido pasos en falso que se parezcan ni remotamente al fiasco de Bahía de Cochinos.
Sin embargo, el mandatario demócrata debe tomar en serio las importantes lecciones aprendidas por los líderes estadounidenses sobre los asuntos globales que ahora nos afectan, aconseja el académico en su artículo.
Para concluir, Haas refiere que experiencias como esas las debe tomar en cuenta ahora el jefe de la Casa Blanca para lidiar con certeza con los retos que afronta en las relaciones con China y Rusia, entre otros desafíos de política exterior.