Los Angeles/AFP
California declaró el domingo el estado de emergencia en el norte de su territorio ante la voracidad de dos incendios, buy viagra que obligaron a miles de personas a escapar de esta zona del oeste de Estados Unidos.
«El gobernador Jerry Brown proclamó el estado de emergencia para los condados de Lake y Napa» y el de Sonoma, diagnosis situados en la famosa región vinícola al norte de San Francisco, en razón de un incendio llamado «Valley Fire», señala un comunicado de la oficina del gobernador.
Los centros educativos de estos condados permanecerán cerrados este lunes.
La declaración del estado de emergencia implica la liberación de fondos adicionales para cubrir los costos del combate contra los fuegos. También se han movilizado efectivos de la Guardia Nacional para colaborar en la tarea.
Unas 64.000 viviendas se encuentran amenazadas por estos incendios, según Berlant, aunque algunas órdenes de evacuación vinculadas al incendio de Butte -en las cercanías de la ciudad de San Andreas- fueron levantadas.
Otros tres incendios afectan al vecino estado de Oregon, y otros 10 en el estado de Washington, más al norte.
Otro incendio de enormes proporciones devasta la periferia oeste de San Francisco, en las cercanías de la ciudad de San Andreas.
Al menos 86 viviendas y 51 inmuebles fueron destruidos y otras miles de residencias están aún amenazadas por estos dos megaincendios, señaló Daniel Berlant, portavoz de Calfire, el departamento de Bomberos de California.
Estos incendios «quemaron miles de hectáreas de tierras y causaron la evacuación de residentes, destruyendo igualmente autopistas y otras infraestructuras» clave, agrega el comunicado del gobernador.
Miles de personas tuvieron que abandonar sus viviendas, por lo que la Cruz Roja habilitó varios refugios.
Berlant indicó en su cuenta de Twitter que todavía es pronto para cuantificar el monto de los daños, pero dijo a la AFP que «cientos de estructuras han sido destruidas» y unas 242.000 hectáreas de terreno fueron consumidas por el fuego.
Las llamas engulleron casas y vehículos enteros favorecidas por el intenso calor de los últimos días y la sequía que afecta este estado desde hace cuatro años.
«Como resultado del incendio de Valley, combinado con las condiciones de sequía y otros fuegos que arrasan el estado, la calidad del aire de California se ha deteriorado significativamente», señaló el gobernador Brown en su declaración del estado de emergencia.
Propagación récord en 30 años
La velocidad de propagación del fuego es «la más rápida» registrada en 30 años, declaró el director de los servicios de emergencia de California, Mark Ghilarducci.
Al menos cuatro bomberos resultaron heridos en las operaciones de extinción y tuvieron que ser hospitalizados con quemaduras de segundo grado. Su evolución es favorable.
Otros 4.000 bomberos lograron contener en un 20% el bautizado Incendio de Butte (Butte Fire), que ha arrasado ya unas 26.400 hectáreas en los condados de Amador y Calaveras, al sureste de Sacramento (la capital estatal).
Septiembre es uno de los peores meses del año en cuanto a incendios para California, tal y como señalaron recientemente varios expertos a la AFP.
Pero el estado lleva varios meses luchando contra constantes incendios, que han causado la muerte de siete bomberos y obligado a movilizar a la Guardia Nacional y al Ejército.
Ocho grandes incendios afectan actualmente a California, tres a Oregon y 10 al estado de Washington, que conoce su peor año en esta materia.
Las llamas también han provocado una sangría económica. De acuerdo con datos oficiales, este año ya se han gastado 1.310 millones de dólares para combatir los incendios en el oeste de Estados Unidos, excluyendo lo invertido por las agencias locales, señaló la portavoz del Servicio Federal de Bosques Jennifer Jones.
El récord histórico data de 2006, cuando fueron destinados 1.650 millones de dólares a ese fin.
Unos 70 bomberos provenientes de Australia y Nueva Zelanda colaboran con sus colegas estadounidenses en la lucha contra el fuego en el oeste del país. Más de 5.500 bomberos luchan contra las llamas que han arrasado unas 46.700 hectáreas y destruido centenares de hogares y comercios.
Alrededor de 36.000 km2 han sido calcinados en el conjunto del país desde comienzos de 2015, un año que puede llegar a convertirse en el peor de la historia en cuanto a incendios y dinero invertido en su combate.