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En un ambiente de alegría y con una procesión por las principales calles del centro histórico, la feligresía de la parroquia El Calvario, San Salvador, celebró a San Juan Evangelista, el más joven de los apóstoles y quien se distingue como el discípulo amado de Jesús.
La Asociación Vía Crucis de la parroquia El Calvario lleva aproximadamente 15 años de celebrar al más joven de los apóstoles, pese a que la fecha en el calendario litúrgico es el 27 de diciembre, se ha trasladado a mitad del mes, debido al cierre del año y las festividades de la Navidad.
Al cortejo procesional, además de la feligresía calvareña, asistieron grupos de otras parroquias, entre ellas la hermandad de Guadalupanas y Nazarenos del municipio de Guadalupe, San Miguel; hermandad de Piadosos Varones, de Zacatecoluca, La Paz; hermandad de Caballeros del Santo Entierro San Pedro Perulapán; hermandad de Cargadores de Nuestra Señora de la Asunción, Mejicanos, y hermandad Nuestra Señora de la Merced, San Salvador.
Según datos históricos de la Asociación Vía Crucis, para inicios del siglo pasado la imagen de San Juan ya recorría la calle de la Amargura en las procesiones de Semana Santa;por lo cual, se estima que puede ser una obra de finales de 1,800, al igual que la imagen consagrada de Jesús Nazareno y el resto de imágenes de compañías.
San Juan era judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien era pescador, fue el elegido para acompañar a Pedro a preparar la última cena, donde reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús. Estuvo al pie de la cruz con la Virgen María, a quien llevó físicamente a su casa como Madre para honrarla, servirla y cuidarla en persona. Es el patrón de teólogos y escritores.
A diferencia de todos los demás apóstoles, que murieron en el martirio, San Juan falleció pacíficamente a los 94 años, en Éfeso, en el año 100 de la era cristiana.
En el evangelio que Juan escribió se refiere a sí mismo como el discípulo a quien Jesús amaba, y es evidente que era de los más íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y Santiago, en el momento de su transfiguración, así como durante su agonía en el Huerto de los Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial.