Por Michael Mathes
Washington/AFP
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la reforma fiscal impulsada por Donald Trump, aunque hay incertidumbre sobre si sobrevivirá al voto del Senado, donde los republicanos tienen una exigua mayoría.
La Cámara baja, dominada por los republicanos, aprobó por 227 votos contra 205 el proyecto de ley que reduce los impuestos de las empresas y de los trabajadores a partir de 2018.
La oposición demócrata votó unánimemente en contra, al igual que 13 legisladores republicanos.
«Votar esta reforma es lo más importante que podemos hacer para retomar la senda del crecimiento (…) y ayudar a las familias de clase media que les ha ido mal», dijo Paul Ryan, el presidente de la Cámara.
El proyecto de reforma reduce el impuesto a las ganancias corporativas en un 35% a 20%, y también reduce el impuesto a la renta personal. Asimismo, implicaría una gran simplificación del sistema tributario, con la eliminación de múltiples deducciones impositivas y la promesa, para el 90% de los contribuyentes, de poder completar su declaración con «tarjeta postal», en lugar de los software y contadores que la mayoría de los estadounidenses utiliza actualmente.
La votación se produjo poco después de que Trump se reuniera con la bancada republicana de la Cámara de Representantes, ante quienes se mostró «muy optimista» y a quienes urgió a apoyar el proyecto, según asistentes.
El legislador Don Bacon parafraseó ante la AFP el mensaje de Trump: «es la oportunidad que tienen de pasar de mediocre a excelente, hoy depende de ustedes».
Apuesta arriesgada
Pero la apuesta es más arriesgada en el Senado, donde los republicanos tienen una estrecha mayoría de 52-48 sobre los demócratas.
Ron Johnson se convirtió el miércoles en el primer senador republicano en oponerse a la iniciativa, advirtiendo que desgrava en forma importante a las corporaciones, mientras que los negocios más pequeños, en los que los propietarios pagan impuestos «cruzados» individualmente, son tratados de manera diferente.
«Si la pueden aprobar sin mí, háganlo», declaró Johnson al diario The Wall Street Journal, y agregó que el proyecto beneficia injustamente a las grandes corporaciones más que a otro tipo de negocios.
«No voy a votar por este paquete de impuestos», expresó.
Aunque los legisladores planean votar siguiendo líneas partidistas, los republicanos solo pueden afrontar dos disidentes en el Senado. Si tres se oponen, la iniciativa fracasa.
Trump ha fustigado a los demócratas: dijo en Twitter que el partido opositor estaba «luchando contra un gran recorte de impuestos para la clase media y los negocios medianos» por una razón: «obstrucción y demora».
Otra puñalada
Al dar un nuevo giro al ambicioso proyecto, los republicanos del Senado se inclinaron ante las presiones de Trump e incluyeron la supresión de la obligación universal a suscribirse en una cobertura de salud a su proyecto de reforma fiscal.
Los republicanos están ansiosos por dar otra puñalada y paralizar la ley de seguro de salud de 2010 impulsada por el expresidente Barack Obama, algo en lo que hasta ahora fracasaron pese a varios intentos este año.
Al incluir una derogación de la norma que obliga a las personas a tener un seguro de salud o pagar una multa en una nueva ley impositiva, los republicanos clamarían una doble gran victoria.
Revocar esta norma permitiría ahorrar unos 338.000 millones, según proyecta la Oficina de Presupuesto del Congreso, dinero que ayudaría a cubrir los recortes de ingresos fiscales.
Pero esta oficina también proyecta que la derogación elevaría los costos de los seguros de salud en 10% y dejaría a 13 millones de estadounidenses sin cobertura médica en la próxima década.
El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo que tal incremento de costos «más que eliminaría» los rebajas de impuestos en las familias de clase media.
«Si ellos (los republicanos) hacen esto, cada problema con el seguro de salud recaerá sobre sus espaldas», advirtió.
Todos los ojos están puestos en un puñado de senadores republicanos que podrían hacer prosperar o fracasar el proyecto.
Entre ellos figuran John McCain, Susan Collins y Lisa Murkowski, quienes juntos hundieron el proyecto de Trump de derogar el ‘Obamacare’ a mediados de año, y Bob Corker, quien ha dicho que se opone a esta medida porque elevará el déficit.
El senador Lindsey Graham hizo una gran advertencia política.
«Lo que sea que esté mal en este proyecto, tenemos que mejorarlo», dijo a Fox News. «Pero si fallamos, estamos muertos (…). Ese es el fin de la mayoría republicana».
El tiempo no está del lado de Trump. El Congreso no trabajará la próxima semana por el feriado del Día de Acción de Gracias, y cuando reanude su labor tendrá poco espacio para una demora.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, quiere que el proyecto sea votado inmediatamente después de Acción de Gracias. Luego vendrían las negociaciones para uniformar las versiones del Senado y de la Cámara, pero consensuarlas podría ser complicado.