@arpassv
La reanudación de las negociaciones para un Tratado de Libre de Comercio (TLC) con Canadá debería alertar a los sectores sociales que propugnan por el resguardo de la soberanía nacional y la instauración de un nuevo modelo económico.
Los TLC son presentados –por gobernantes, viagra empresarios y pregoneros del neoliberalismo– como panacea para promover el desarrollo mediante la promoción de inversión extranjera y el aumento de las exportaciones.
Pero la realidad es otra. Esos acuerdos –que privilegian el interés de las grandes empresas y no toman en cuenta las asimetrías económicas entre los países firmantes– perjudican a las pequeñas empresas y condicionan las políticas públicas.
Elementos básicos de cualquier TLC son –entre otros– los principios de expropiación indirecta, trato nacional a empresas extranjeras y solución de controversias. Todos estos vulneran la soberanía y la autodeterminación de los países.
Expropiación indirecta es cualquier acción u omisión estatal que afecte los ingresos de las empresas o reduzca sus expectativas de ganancia. Por ejemplo, medidas tributarias, controles ambientales, aumentos salariales, etc.
El trato nacional a empresas extranjeras hace que transnacionales reciban iguales beneficios que empresas locales. Por eso Monsanto presionó al Ministerio de Agricultura para que le comprara paquetes agrícolas, y no sólo a cooperativas del Bajo Lempa.
Este precepto es componente central del TLC con Estados Unidos y es un obstáculo para implementar medidas que incentiven la producción nacional. Un tratado similar con Canadá podría obligar a la apertura de la explotación minera.
Y las disposiciones sobre solución de controversias permiten que las empresas transnacionales demanden a los estados en tribunales internacionales corporativos, en vez de recurrir a las instancias del sistema judicial nacional.
Por eso es necesario y urgente rechazar el TLC con Canadá. El país debe buscar acuerdos comerciales que favorezcan la productividad nacional, sin vulnerar la soberanía y considerando las asimetrías existentes.
Si busca cambiar el modelo económico, el actual gobierno debe renunciar a los TLC. El país acaba de exportar por primera vez 55 mil toneladas de azúcar China sin tener TLC, confirmando que esos instrumentos neoliberales son innecesarios.
La Sala Constitucional debería revertir el TLC con Estados Unidos. La sentencia de inconstitucionalidad, que los magistrados dicen tener lista desde hace varios meses, sería un argumento jurídico y político que evitaría la firma del TLC con Canadá.