Hasta la mañana del 6 de septiembre el Reino Unido contaba con una reina y un primer ministro y dos días después la figura se había invertido. Por primera vez en su historia tenía a un rey con una primera ministra. En el breve lapso de 48 horas hubo dos Elizabeth ocupando las 2 principales posiciones de poder británico. Elizabeth Truss remplazó en la tarde del martes a Boris Johnson en el premierato.
Siempre la transferencia de mando se daba en el palacio de Buckingham, en Londres. Esta vez se produjo un cambio inédito, pues la reina despidió a su jefe de Gobierno saliente y recibió a la debutante en su palacio de Balmoral, empotrado en medio del campo en el corazón de Escocia. Ella había decidido hacer ello y pasar sus últimos días en el centro rural del país que ocupa el tercio norte de su isla, como para indicar que la reina no solo que se identifica con su Inglaterra natal, sino también con Escocia, en la que hoy crecen fuertes sentimientos independentistas.
Mientras que en las repúblicas el presidente suele ocupar los cargos de jefe de Estado y del Gobierno, en los reinos de los Windsor ambos puestos están diferenciados. El jefe de Estado asume la corona que se hereda y se ejerce de forma vitalicia. El jefe de Gobierno no es electo directamente por la población. Los británicos votan en sus respectivos distritos por su respectivo representante ante la cámara de los comunes y luego el monarca invita a palacio al líder o lideresa del partido que tenga una mayoría absoluta de los 650 parlamentarios, para que en una cita privada le nomine como «primer ministro de su agraciada majestad». No hay discurso presidencial y quien detenta la corona solo hace breves mensajes, incluyendo uno anual de 10 minutos donde lee el resumen del plan que le escribe su primer ministro.
La última vez que se vio una foto de la reina viva fue cuando recibió a su tocaya Truss para posesionarla como su jefa de Gobierno. Esto ocurrió el 6 de septiembre, al día siguiente en los conservadores anunciaron de que en sus elecciones internas Elizabeth Truss había ganado con 81,326 votos (57.4%) contra 60,399 votos (42.6%) de su rival Rishi Sunak. Los menos de 150,000 personas que votaron en dichos comicios representan al 0.3% de la población británica y son afiliados tories, donde la mayoría son pudientes, adultos mayores, blancos y varones.
En ese electorado hay muy pocos inmigrantes, trabajadores, desocupados y jóvenes, por lo que este siempre tiende a inclinarse a apoyar a quienes corran más por la derecha. Mientras el extesorero Sunak quiso ser el primer Premier moreno, hinduista y de una minoría étnica, y buscaba subsidiar a las alzas de tarifas; la ex secretaria de relaciones exteriores, Truss, le aventajó llamando a anular varios impuestos y a recrudecer la dureza contra Rusia.
Pocos días antes de la transferencia tuve la oportunidad de haber sido invitado a la residencia del Premier. Fui para buscar lograr que el Gobierno haga un saludo a los bicentenarios de Brasil, Perú y Latinoamérica, al V centenario de la primera circunnavegación al globo y al inicio del mes de la comunidad de habla hispana y portuguesa (el mes amigo). Boris Johnson contestó amablemente haciendo un video (donde se refería a mi persona como su «viejo amigo») y un mensaje escrito, el primero que hacía un primer ministro a la comunidad iberoamericana del Reino Unido.
Sin embargo, los incidentes posteriores y el luto nacional que va del 8 al 20 de septiembre impidieron que la nueva premier Truss haga lo mismo. La primera vuelta al mundo fue completada entre el 6 y 8 de septiembre de 1522, y en vez de recordarse los 500 años de ello, la atención se centró en que Truss se convertía en la tercera mujer en llegar a ser primera ministra británica y en que Carlos III luego se ha convertido en el primer varón en ser monarca en 7 décadas.
Carlos y Elizabeth (no su madre, sino su primera ministra) ahora deben hacer frente a varios desafíos. La inflación se dispara a 2 dígitos, la mayor en 4 décadas, y se ha especulado que los precios de la luz y el gas pudiesen quintuplicarse, lo que implicaría una tragedia nacional en el invierno que viene. En las encuestas los «tories» andan debajo de los laboristas, quienes creen que pueden ganar las elecciones que deben darse en diciembre 2024 o antes. Por ello, Truss ha aplicado un paquete ambiguo: cancela impuestos, pero subvenciona tarifas (con ello quién pagará la cuenta son las futuras generaciones, es lo que asevera el líder laborista Keir Starmer).
Truss tiene una línea de Brexit duro que viene produciendo que se potencien los separatistas en Irlanda del Norte y en Escocia (países donde ganó quedarse en la Unión Europea en el referéndum del 2014). Como ministro de Irlanda del Norte, Truss ha nominado a Steve Barker (quien abiertamente ha cuestionado al protocolo de esta con lo que se garantiza que dicha provincia continúe en la unión aduanera y en el mercado común europeos, pero se crean controles entre las islas británica e irlandesa).