Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“Ya ha llegado la hora y estamos cercanos a vivir la Semana Santa, a caminar con Cristo en este camino de la Pascua, pero antes debemos pasar por la cruz”, dijo el sacerdote Ariel Cruz, de la parroquia de San Francisco de Asís de Mejicanos, que celebró el domingo la santa misa en la Cripta de Catedral Metropolitana.
“Así como fueron asesinados sacerdotes, seminaristas, religiosas y laicos comprometidos, que encabezó dos grandes personalidades en olor de santidad, como es monseñor Oscar Romero y padre Rutilio Grande, sabiendo que la causa de sus muertes fueron anunciadas como las buenas nuevas a los pobres, proclamar la libertad de los cautivos, ayudar a liberar a los oprimidos, y ser la voz de los sin voz, a todos ellos, ahora la palabra santa los llama Trigos de Dios”, predicó.
El religioso hizo un llamado a prepararse a la conmemoración de monseñor Romero, y otros mártires que ofrendaron su vida por la paz. En la historia de santidad de El Salvador, este “se convirtió en un bello campo de sembrado de trigos, regados con el testimonio de su sangre”, porque han sido quienes siguieron fielmente Jesucristo y fueron perseguidos, torturados y asesinados por la misma causa, manifestó el padre Cruz.
“Quienes han reconocido la riqueza que El Salvador ahora tiene, al saber que hay muchos frutos de justicia, de paz, de solidaridad, de dignidad, de unidad, que son frutos de concienciación, frutos de comunión. Sería muy injusto no entender en El Salvador lo que San Juan en su Evangelio hoy (ayer) nos reveló, sobre el grano de trigo sembrado, cuando Jesús emplea esta hermosa analogía, es que de alguna forma vio que por la causa de Dios, muchos habían muerto mártires y que esa semilla regada con sangre de fe, sería injusto que no diera los mejores y dulces frutos que ahora podemos disfrutar”, expresó.
Asimismo, pidió que la “muerte de los mártires no sea un fracaso”, sabiendo que como feligresía “son fruto de esa lucha por la justicia y la paz”, por lo que llamó, a una transformación personal que trascienda a una sociedad más equitativa y democrática.
“Me parece que al no distinguir estos frutos de los mártires. Los salvadoreños caminan en un eterno Emaús, cuando Cristo murió en la cruz, ¿hacia dónde se fueron sus seguidores?, camino a Emaús y tristes porque consideraban que todo había sido un fracaso. Y no quisiera pensar que los salvadoreños estén pensando en un eterno Emaús y creyendo que la lucha de sus mártires pudo haber sido un fracaso”.
“Les digo, hay cosas que no permiten encontrarnos con estos trigos de Dios, sin embargo, no dudo que nuestros mártires no se olvidan de nosotros y así como en su vida mortal ofrecieron oraciones y súplicas y defendieron la causa de los más débiles, ellos siguen desde el cielo pidiendo por El Salvador, por que haya justicia, paz y amor”, manifestó.