Las huellas de los caminos
De mi tierra más al norte
Sienten hondos cuchillos
Hechos de fuego y de bronce
Por lo bajito del aire
Se arrastra una voz oscura.
Al pueblo nade le dijo
Lo que anunció la lechuza
En la fina madrugada
Meciéndose en el amate:
Hay dragones dibujados
Sonriendo por todo el valle.
Los niños jugando están,
Las mujeres trenzan sueños.
Sobre fraguas del pasado
Mecen tiempos los abuelos
La risa ríe sin penas
En la siesta del bochorno.
La tarde como los niños
Florece con salmos de oro.
Inocentes de presagios
Las horas juegan descalzas
Por las calles del Mozote
Vistiendo trajes de grana.
Un hada llora sentada
Sin palabras en la boca,
Por más que eleva su lengua
Se van a cerrar las horas,
Calaveras de cenzontles
Tejían por los senderos
Coloquiales vaticinios
Con sus tambores de miedo.
El pueblo sin comprender
Sus cometas florecía,
Su flauta de caracol
Precioso tocaba el día.
Esqueletos y navajas
Con sus pasos radioactivos
Silbaron hongos de fuego
a pesar de crucifijos.
Fantasmas de amor y cielo
Proclamando un epitafio
Hicieron valla en el pueblo
Para referir agravios .
Hilda Henríquez
Del libro “PALABRA ÍNTIMA”