Redacción Nacionales
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Campesinos y campesinas sin tierras, ECOS El Salvador y ACUA pusieron en común las problemáticas, experiencias y exigencias en torno a la tenencia de la tierra con el fin de brindar aportes para la construcción de una propuesta de redistribución justa de la tierra en El Salvador.
Las organizaciones plantearon que en El Salvador se han experimentado diversos procesos de redistribución de tierra, todos ellos implementados como una estrategia contra-insurgente para debilitar la organización popular. En 1975 el único logro de la reforma agraria impulsada por el coronel Arturo Armando Molina, presidente de la República, fue el establecimiento del Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA); en 1980, la reforma agraria que estaba dividida en tres grandes fases, no pudo desarrollar su fase dos ya que esta, estaba dirigida a tierras mayores a 150 hectáreas, pero menores a 500, puesto que afectaba las tierras destinadas al cultivo del café.
En 1992, tras los Acuerdos de Paz se contempló un proceso de redistribución de las tierras basadas en mecanismos de mercado, en compraventa, siempre y cuando, el propietario estuviese de acuerdo. Sin embargo, a pesar de la falta de genuinidad en la transformación del régimen agrario, se lograron algunos avances. A finales de 1992 se habían distribuido más de 295 mil hectáreas, el 70% en forma de cooperativas beneficiando a más de 85 mil familias campesinas.
Pero los procesos de contrarreforma agraria han abierto la puerta a la dinámica del reflujo a la reapropiación y recuperación de la tierra por parte de sus antiguos dueños, que son las familias oligarcas de este país, quienes fueron afectados por la reforma agraria. Dicha dinámica de recuperación no solo se hace con fines agropecuarios, sino también producto de un capitalismo que cada vez va más alejado de la economía productiva con fines especulativos mediante la ejecución de proyectos inmobiliarios, proyectos turísticos. Esta reconcentración de tierra condena a colectividades y así, hay campesinos sin tierra para cultivo o en otros casos con tierra, pero sin agua, como consecuencia del monocultivo de la caña de azúcar.
Asimismo, la tierra cada vez más está siendo utilizada para la especulación inmobiliaria, que es un modelo de construcción de vivienda que creciente la imposibilidad de acceder a una vivienda digna.
“La concentración de la tierra es la expresión de un sistema económico inmoral e injusto que socava y hunde a la gente en condiciones de miseria”, sintetizaron las organizaciones y campesinos en la conferencia de prensa.
Por ello, las organizaciones y campesinos de diferentes puntos de El Salvador sostuvieron un encuentro común con el objetivo de proponer ideas para una distribución de tierra justa, considerando los regímenes de extensión de tierra para vivienda y para siembra, el papel del Estado en esta redistribución de la tierra y otros elementos que sean necesarios para incentivar la agricultura campesina y la dignificación del campesinado.
También invitaron a otros sectores a que se sumen a dicha consulta para que brinden aportes y experiencias alternativas y garantizar a través de esta propuesta, una alimentación, vivienda, movilidad, esparcimiento y la dignificación campesina.
Alejandro Henríquez, de Ecos El Salvador, planteó que se busca un modelo justo de distribución de tierra, en el que la propiedad sea para el campesinado para vivienda, “en resumen, tierra para la vida, que es lo contrario a lo que estamos viendo hoy en día”.
Henríquez destacó que solo la familia Dueñas tienen un aproximado de 9 mil manzanas de tierra para el cultivo de la caña de azúcar. Además, solo para el proyecto urbanístico Ciudad Valle El Ángel tiene destinada alrededor de 500 manzanas.
“Esta es una concentración de tierra, porque es toda la posesión, toda la manipulación, toda la forma de poder tener la tierra en pocas manos. Mil hectáreas de tierra en una sola mano, eso es concentración de la tierra, y eso es lo que estamos viendo en este país. Solo para que nos hagamos una idea, en 1986, un total de 220 mil familias campesinas estaban sin tierra.
Hoy en día no se sabe cuántas son exactamente. No hay datos, no hay censos agrícolas, todo está reservado, pero sin duda la concentración de tierra y campesinos sin tierra hoy en día se ha recrudecido”, agregó Henríquez.
Según Henríquez, más familias tienen que suprimir alimentos o dejan de consumir ciertos alimentos por lo caro que se está convirtiendo, “y esto pasa justamente por la propiedad de la tierra, menos campesinos sin tierra, menos tierra para cultivar, menos comida. Pero esta tierra no es que pase inutilizada, en lugar de producir comida para la vida, es utilizada para producir caña de azúcar, es utilizada para viviendas de 100 mil dólares y para proyectos turísticos”.
Judith Barrera, de Ecos El Salvador, puntualizó que el objetivo de lanzar esta consulta es conversar con diferentes sectores. “Vemos también que hay encuestas, se andan preguntando sobre los precios de la canasta básica, pero lo que necesitamos es una acción concreta”.
Lo anterior, ya que el campesinado opta por alquilar tierra para sus cultivos, “con todas las pérdidas y el déficit que puede tener la siembra, siempre el campesinado ha hecho su esfuerzo por cultivar, aunque sea para la comida, pero también hay responsables, que es el Ministerio de Agricultura y Ganadería, que deben tomar una acción concreta”.
“Estamos discutiendo como sectores afectados, con juventudes, con mujeres, para presentar una propuesta de distribución de la tierra, y queremos que sea participativa, que sea colectiva, de igual manera construimos y presentamos una propuesta de reserva nacional de alimentos”, concluyó Barrera.