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Tras diversas conversaciones sobre la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), Estados Unidos, México y Canadá mantienen desacuerdos sobre los asuntos más difíciles antes de la ronda final de negociaciones que se celebrarán en territorio mexicano el próximo mes.
Este 5 de febrero, la ministra de Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, reiteró que las condiciones de Estados Unidos —que trata de obligar a incluir más contenido de fabricación estadounidense en los coches o la expiración automática del pacto en cinco años— «no tienen precedente».
A pesar de los posibles avances en asuntos técnicos, las negociaciones son inseparables de la política. En julio, México celebra sus presidenciales: ese evento acorta el tiempo que queda para alcanzar un consenso y provoca que los líderes mexicanos sean menos propensos a conceder.
Las legislativas de Estados Unidos suponen otro escollo a un consenso, ya que la revisión del pacto ha sido uno de los fundamentos de las declaraciones del presidente de ese país, Donald Trump.
Mientras Washington trata de imponer sus condiciones en un TLCAN revisado, Ottawa y Ciudad de México tratan de establecer otros pactos comerciales.
De hecho, la semana pasada lograron un pacto con otros nueve países que participan del Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés), del que Trump retiró a Estados Unidos el año pasado.
En pasado otoño boreal entró en vigor un acuerdo comercial entre Canadá y la UE, mientras que México espera renegociar un acuerdo semejante la próxima primavera. Además, ambos países participan en la Alianza del Pacífico, otro acuerdo de comercio libre que incluye a Colombia, Perú, Chile, Singapur, Australia y Nueva Zelanda.