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CANDIDATURAS DEL PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE SON INCONSTITUCIONALES

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Lo que es correcto, es correcto, aunque una mayoría lo niegue. Lo incorrecto es incorrecto, aunque muchos lo sostengan. La reelección presidencial continua es ilegal, inconstitucional y un abuso de poder.

Lo que pasa en nuestro país, a la vista del mundo entero, debería dar vergüenza, indignación y fuerza para luchar por recuperar el valor de lo establecido en nuestra Constitución.

De todos es sabido que el presidente de la República y el vicepresidente, se han inscrito dentro del partido Nuevas Ideas como precandidatos únicos para repetirse en esos cargos, en la elección del próximo febrero. No ignora ninguno de ellos que tal  situación está prohibida por las leyes  y por la Constitución.

Saben perfectamente que si una Sala de lo Constitucional, nombrada también violando la legalidad y hecha a su medida, dispuso, sin que se lo pidieran, expresar que el Tribunal Supremo Electoral debe inscribirlos si se presentan  como candidatos, debe haber sido parte de la estrategia del grupo gobernante para dar visos de legalidad a la consolidación de un esquema de gobierno autoritario y dictatorial.

Esos señores detentan algo más que el gobierno, se saben en dominio de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional Civil, del poder judicial trastocado desde el 1 de mayo de 2021, del ministerio público y que, con todo el control de estas instancias, son capaces de dominar los otros espacios llamados a ejercer control.

También es justo reconocer que ven a una oposición política debilitada; y amordazados o condicionados los medios de comunicación. Mientras, se apoyan en los recursos financieros del Estado para presentar una seguridad y una prosperidad inexistente, a través de todo tipo de plataforma comunicacional directa, que  el desarrollo tecnológico les permite.

Promueven la  mentira, el odio, la persecución política, el miedo a ser víctimas de sus leyes, como la de expropiación y el régimen de excepción. Ese es el ambiente que priva, aunque quieran pintar de alegría con sus actos circenses programados meticulosamente.

La Constitución es clara: el presidente no debe continuar ni un día más en su cargo, el presidente no puede ser reelecto, el presidente no debe renunciar sin causa  justificada; lo que manda el texto constitucional para el presidente es aplicable al vicepresidente; pero con  la fuerza en sus manos y el temor de mucha gente, se vale todo, así vivimos  hoy.

¿Por cuánto tiempo? Es la pregunta obligada.

¿Cuándo llegará la vergüenza a los funcionarios que facilitan todo lo que ocurre, aunque sea ilegal e ilegítimo?

Sería injusto dejar de reconocer que la inconformidad con este camino y este estado de cosas crece.

Las elecciones con las reglas modificadas expresan el reconocimiento de esa verdad, crece la inconformidad con el gobierno, sus medidas, sus leyes y el rechazo a la reelección.

Por eso cambian las reglas en medio del juego, reducen los municipios, reducen el tamaño de la Asamblea Legislativa, cambian el sistema de representación proporcional, para usar un método que da ventajas al partido con mayor votación, traman una ley de voto del exterior propicia para cometer fraude y mantienen con el régimen de excepción límites a la protesta social.

Si estuvieran seguros de un apoyo sólido de la población, les bastaría el control del sistema judicial y de los factores armados que ya tienen; pero, si acuden a otros recursos de aseguramiento, es que saben que, a las limpias y por un camino correcto, podrían perder.

Se cometen delitos desde el Estado, y eso lo han documentado y sustentado organismos internacionales, pero nacionalmente no existe quién los juzgue.

La inconformidad crece, y crecerá más porque, en la vida real, a muchos les falta para comer, a muchos les duele la muerte de sus familiares ilegalmente capturados, sin ningún motivo, porque el sufrimiento de aquellos amenazados con quitarles sus tierras están indignados, porque el resentimiento de los despojados por la pérdida de sus espacios donde se ganaban la vida puede pasar del silencio por temor a acción de protesta.

Hay uno y mil motivos para que los maestros, personal de salud, policías despedidos, veteranos engañados, expresen activamente su descontento y comprendan que en democracia pueden luchar por sus derechos, pero sin libertad ni democracia pasamos simplemente a ser objetos de un régimen autoritario, capaz de causar daño a cualquiera.

Todavía está en esas manos poner alto a lo incorrecto, a la reelección, expresando esa convicción con su voto y  defendiendo su voluntad.

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