Las Vegas/Estados Unidos/AFP
Saúl Álvarez destronó a Gennady Golovkin como rey de los pesos medianos. Lo dejó sin su invicto, sin el récord absoluto de defensas de sus títulos y con la sensación de que el futuro ya está aquí. Sin embargo, ambos planean ya una tercera entrega de su saga de peleas.
“Es el día más feliz de mi vida”, dijo Canelo sonriente tras su victoria, con una chaqueta dorada y reluciente de campeón.
Tras una larga jornada, luego de varias semanas de intercambios dialécticos con el equipo de su rival, el mexicano por fin lograba el objetivo con el que llevaba años soñando: ser el mejor púgil de la categoría.
Y lo hacía en el segundo duelo contra Golovkin. En el primero, a mediados de septiembre del año pasado, firmaron un controvertido empate que no contentó a ninguno.
Con 28 años, el futuro había dado paso al presente. Golovkin, de 36, tras una carrera inmaculada, mostraba debilidad por primera vez y su oponente la aprovechaba por decisión mayoritaria (115-113, 115-113, 114-114) para consagrarse delante de un público enfervorecido que lo aclamó hasta la extenuación.
A horas de festejar el Día de la Independencia de su país, Canelo era al fin un hombre libre. Liberado de sus cadenas. Con un poderoso legado que espera ampliar. Con una tercera pelea ante “GGG” en su punto de mira.
“Si la gente quiere una tercera pelea, la tendrán”, apuntó el nuevo campeón mundial de los medianos por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
“Voy a continuar trabajando para mostrar que soy el mejor y si eso incluye una tercera pelea frente a Canelo claro que la podemos negociar”, apuntó por su parte el kazajo, que quedó con un récord de 38 victorias (34 por nocaut), un empate y una derrota, además de solo poder igualar y no superar las 20 defensas de sus títulos de la leyenda estadounidense Bernard Hopkins.
Por su parte, Canelo presenta un balance de 50 triunfos (34 por KO), dos igualadas y un único tropiezo ante la leyenda estadounidense Floyd Mayweather.