David Martínez
@davidmar2105
La migración ha existido por cientos de años, el hombre busca la sobrevivencia y por eso se muda para lograr encontrar un lugar donde pueda encontrar una mejor calidad de vida. Sin embargo, ahora se ha vuelto un problema para algunos.
El Salvador ahora vive un éxodo, quizá no tan grande como el de Honduras, pero es una realidad palpable. Hay muchos factores. Diario Co Latino tuvo la oportunidad de acompañar la segunda “Caravana de Migrantes” hasta la zona fronteriza de Tecún Umán, la que divide a Guatemala con México.
Allí iban miles de historias. Una de ellas, la de Edwin Lima, un joven que decidió irse con su esposa. Él es originario de Sonsonate. Los motivos para irse a “buscar una mejor calidad de vida” fueron porque lo despidieron de su trabajo.
Las casi nulas oportunidades de trabajo que hay por parte de la empresa privada hacen que algunos salvadoreños se desesperen y vayan tras un mal llamado “sueño”. En nuestro país, las organizaciones que velan por el interés de las empresas aseguran que son los generadores de empleo. Sin embargo, esto no es cierto del todo. El actuar de estas hoy en día es de contratar y luego de llegado un tiempo despiden a las personas, para contratar a otras personas para que ejecuten el mismo trabajo por menos dinero.
A Edwin le pasó lo mismo, quien asegura que dicha empresa que se dedica a la creación de paneles solares ha sido de las peores en las que ha estado.
“Me echaron, me mandaron a afiliarme al Seguro, no pude, y para el colmo que cuando me pagaban cada mes, me lo daban sin fondos. Ellos le ponían fondos hasta que se les pegara la gana, por eso he decidido irme y buscar algo mejor en los Estados Unidos”, asegura Edwin.
El otro problema es la situación de violencia que vive actualmente el país. Si bien es cierto las instituciones de Gobierno hacen todo lo posible por terminar con el flagelo, pero no es sencillo, y los grupos criminales se han adueñado de algunas zonas.
Una de esas es donde vivía Edwin, en Sonsonate. Asegura que los pandilleros de su zona le amenazaron para que integrara a uno de estos grupos, él no quiso, por eso migró.
Wilfredo Día es un hombre de 40 años de edad, originario de Cojutepeque. Sus trabajos han sido variados. El último fue el de bodeguero, pero el salario mínimo no ha sido suficiente para lograr mantener a su familia.
Él piensa que su fuerza de trabajo en un país “desarrollado” lograría sacar de la pobreza a su gente. Con lágrimas en los ojos expresa el dolor que siente por dejar a su gente. Sus hijos se despidieron de él con cartas. Cartas que durante el trayecto de 4 días que lleva la caravana se han vuelto como su motor.
“Si usted gana $300 en el país, y hace la cuenta con los descuentos que le hacen, no queda mucho. El nivel de vida es caro en nuestro país. Nosotros no somos delincuentes, yo le quisiera pedir al presidente Trump que nos dé la oportunidad, y sacar adelante a nuestra familia”, expresó Díaz.
Ya han pasado 4 días desde que salió la caravana de migrantes de nuestro país, y ya van por Tapachula México. Antes de eso, los salvadoreños intentaron cruzar sin éxito el paso fronterizo entre Guatemala y México, pues las autoridades mexicanas no se lo permitieron.
Lograron ingresar a tierras mexicanas por puntos ciegos, uno de ellos fue el río Suchiate, el que divide a Guatemala con México. Allí pasaron un poco más de 1,300 compatriotas. Algunos no tuvieron suerte, pues por quedarse rezagados, la policía federal no les permitió el paso y les mandó de regreso al país.
Las demás personas salieron el día de ayer a Tapachula, tratando de alcanzar a los hondureños que van también en caravana. Han sido cuatro días de ver a cientos de mujeres, niños, jóvenes, adultos y hombres luchar por un mejor futuro. Futuro que lo buscan hacer en un país en el que aflora el racismo, sin embargo, ese país ha sido por mucho tiempo vendido como un sueño, el sueño americano.
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