César Ramírez
@caralvasalvador
El fenómeno de la migración grupal es discutido por intelectuales, políticos, agentes culturales, científicos etc., son tesis conocidas por otras migraciones históricas como el despojo de territorios en tiempos de posguerra en naciones europeas, americanas, excolonias etc., cambios de líneas fronterizas, idioma, religión, cultura, economía, bandera… la violencia en su carácter fundacional emerge en las poblaciones, ejemplo: la fragmentación de la antigua Yugoeslavia que desnudó el horror y odio en la culta Europa que en ese momento parecía Palestina, África del Apartheid, Alemania Nazi, Polonia invadida por ejércitos extranjeros, Libia, Siria, Iraq, Turquía, etc., con poblaciones que intentan llegar a un refugio a cualquier costo; los africanos han convertido el mar mediterráneo en un cementerio acuático, -afirman algunos académicos- ellos son muy parecidos a nuestras caravanas centroamericanas que en esencia son masivas, visibles a las Naciones Unidas, son empujados por la violencia interna hacia otras fronteras; los refugiados abandonan todo, sufren violaciones, vejaciones, insultos, despojos, secuestros, xenofobia, etc., no importa el costo, ellos pagarán con sus vidas.
Las caravanas mediáticas centroamericanas hacen visible el dolor multiplicado en sangre, la PNC ha denunciado la presencia de traficantes de personas, mientras ahora existen denuncias de extorsiones a familiares recién cruzan la frontera; esa caravana es una aventura sin final feliz, un camino difícil y con muchos peligros; en grupo son visibles niños, mujeres, jóvenes, ancianos pero sufren de igual forma: ausencia de una organización responsable, no tienen autosuficiencia, van paso a paso “a su suerte”.
Al igual que los africanos tocan las puertas de Europa, los centroamericanos tocamos la puerta de Estados Unidos, si la guerra civil salvadoreña fue la causante de esa pandilla, aquellos soldados entrenados en aniquilamiento de civiles por Estados Unidos se convirtieron en delincuentes allá, pero fueron deportados masivamente sin considerar la enorme consecuencia en nuestra nación, ahora el producto de esa irresponsable política son las caravanas hacia la frontera sur y los desiertos.
No existe una solución a corto plazo a este fenómeno, así como fue la formación y desarrollo de las estructuras delictivas de pandillas-terroristas en décadas pasadas, así será el tiempo que permanecerán entre nosotros… si no continuamos con los programas de seguridad que ahora poseen las autoridades gubernamentales en prevención y reeducación, así llegaremos hasta el año 2050, dos generaciones de salvadoreños sufrirán el mismo destino, necesitamos racionalidad en estos momentos.
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