La Habana / Prensa Latina
Odalys Troya
La Comunidad del Caribe (Caricom) en el contexto de la crisis en Venezuela mantiene su llamado a una solución pacífica, dialogada y basada en el respeto al derecho internacional.
Sin embargo, como una espada de Damocles pende sobre esta postura del bloque el gobierno de Donald Trump y sus intentos para dividirlo.
En febrero pasado, durante una reunión anual de Jefes de Gobierno de esa organización, en San Cristóbal y Nieves, los mandatarios ratificaron su posición antiinjerencista respecto a Venezuela.
El primer ministro de ese país, Timothy Harris, defendió la necesidad de encontrar una solución pacífica basada en el diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.
‘No tengo ninguna duda de que la posición de principios adoptada por Caricom ha prevenido, hasta ahora, una catástrofe en nuestras fronteras’, expresó al referirse a los peligros de una intervención militar que no descarta Estados Unidos.
Estas naciones insulares trabajaron por crear la atmósfera para el diálogo que llevó a la reunión conjunta patrocinada por Uruguay y México en Montevideo, el 7 de febrero.
Antes, en una declaración el 24 de enero, invocaron el artículo 2 (4) de la Carta de Naciones Unidas que insta a los estados miembros a abstenerse de hacer amenazas o usar la fuerza a fin de evitar acciones que agravarían la situación en perjuicio del pueblo venezolano y tendría ‘consecuencias negativas de gran alcance para toda la región’.
La declaración enfatizó la ‘importancia de que el Caribe siga siendo una zona de paz’.
Esa expresión evoca un planteamiento del primer ministro de Granada Maurice Bishop (1979-1983) durante un discurso en la Asamblea General de la ONU, así como la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, de la II Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) celebrada en La Habana en 2014.
Ahora, un riesgo se cierne como espada de Damocles sobre esta sostenida postura de las naciones de Caricom pese a sus diferencias sobre Venezuela.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, anunció que Trump se reunirá este viernes con los líderes de cinco países del Caribe ‘en un esfuerzo por fortalecer la cooperación en temas de seguridad y comercio’.
Trump también usará la reunión, en su mansión de West Palm Beach, Florida, para agradecer al primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, el de Bahamas, Hubert Alexander-Minnis, de Santa Lucía, Alan Chastanet, y a los presidentes de Dominicana, Danilo Medina, y de Haití, Jovenel Moise, ‘por su apoyo a la paz y la democracia en Venezuela’, añadió.
La cita tendrá lugar dos meses después de que Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional venezolana, declarada en desacato, se proclamó a sí mismo como presidente interino con el apoyo de Estados Unidos.
Nada al azar. La invitación de Trump fue dirigida a los gobernantes de cinco Estados del Caribe que en enero apoyaron una resolución de la Organización de Estados Americanos que no reconoce la legitimidad del segundo mandato del presidente venezolano Nicolás Maduro y dos de ellos que reconocen a Guaidó.
El diario Guardian de Trinidad y Tobago, en un artículo recuerda que el primer ministro, Keith Rowley, y líderes de otros países que buscaron recientemente la paz en la crisis de Venezuela no se encuentran entre los invitados.
‘Mientras Rowley no estaba en esa lista de invitaciones, cuando la Casa Blanca anunció la reunión de Trump, el embajador de los Estados Unidos, Joseph Mondello, sostuvo conversaciones con la líder de la oposición Kamla Persad-Bissessar en su oficina de Puerto España’, advirtió.
En el caso del jefe de Estado haitiano, Jovenel Moise, su viaje se produce tras la visita este miércoles del senador norteamericano Marco Rubio, de marcada tendencia ultraderechista, y que ha sido catalogada de injerencista, sobre todo después que el parlamentario anunciara en las redes sociales que discutió con los presidentes de ambas cámaras la conformación del nuevo gobierno en Haití.
El periódico trinitario alude a una fuente anónima la cual asegura que la reunión de Trump ‘es una medida obvia para dividir a Caricom en el tema de Venezuela.’
En la reunión en Mar-a-Lago, el presidente también ‘discutirá su visión de nuestras relaciones con el Caribe y las oportunidades potenciales para la inversión en energía’, añadió la Casa Blanca.
Diversas voces aseguran también que Trump busca minar el mecanismo PetroCaribe que durante más de una década ha llevado petróleo con un sistema de pagos preferenciales y justos a muchas islas del Caribe en una alianza energética con Venezuela que ha permitido a esos países impulsar programas sociales para las poblaciones más vulnerables.