Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
A la memoria de Carlos Mauricio Hernández
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay
quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los
imprescindibles” Bertolt Brecht.
En el diario vivir de Santa Tecla, difícilmente puede pasarse por inadvertidos los valiosos
aportes de ilustres personajes en campos de la educación, cultura, deportes, filantropía entre
otros, llenando de fama las páginas de su historia, otros se caracterizaron por sus simpáticas
ocurrencias marcando una huella imborrable en sus coterráneos, la presente crónica rinde
un sencillo homenaje a Carlos Mauricio Hernández “Carlitos” (+), quien en vida se
identificó por su don de gente y solidaridad.
Carlos popularmente conocido como “Carlitos” por su infantil comportamiento, buscó
siempre la comprensión y cariño de los tecleños, lo que le llevó a ser más popular que el
alcalde en turno u otro funcionario. Poseedor de una vigorosa voz de la que hacía gala en
las conmemoraciones de Semana Santa; ataviado con su infaltable saco y corbata (¡eso sí
un par de tallas más arriba de la propia!); imprimiendo con su estilo la solemnidad
requerida.
Desde niño fue un gran apasionado a la música sacra, dando sus primeros pasos en
compañía de un saxofón de plástico, el que años más tarde será reemplazado por uno
metálico, gracias al apoyo del licenciado José Domingo Chávez Aguilar, exalcalde tecleño.
Otra cualidad que distinguió a Carlitos fue su enorme capacidad de invención de historias,
las que relataba con tanta naturalidad que, en ocasiones se le llegaba a creer.
Carlos Mauricio vivió siempre de manera honesta, realizando encomiendas a los empleados
de la comuna y cuanta persona lo solicitará, no era extraño verle caminando entusiasta por
las calles de la ciudad a cualquier hora del día, por su simpatía y espíritu de servicio,
encontró siempre una mano amiga. Por otra parte, se convirtió en él informante oficial de
cuanta defunción ocurría en el municipio, por lo que no era difícil hallarle en los tanatorios
disfrutando de una taza con café y pan dulce; gracias a estos lugares Carlitos disponía al
menos por una noche de un techo seguro, confortando con su presencia a los deudos del
difunto entonando emocionado sus cantos y plegarias.
Carlos Mauricio Hernández, entregó su alma al Creador el 11 de junio de 2019, luego de
batallar con una compleja enfermedad que lo aquejó en vida, la cual le ganó la batalla,
reencontrándose con su santa madre a quién tanto extrañó, sirva este reconocimiento a la
memoria de quien la Ciudad de las Colinas, otorgó el título de hijo meritísimo, sin
necesidad de condecoraciones ni pergaminos, ubicándolo en las páginas de la historia de
este amado terruño, donde se le recuerda con cariño.
Descansa en paz, querido amigo, al lado de Nuestro Creador, la Santísima Virgen María, y
tu amada madrecita en el reino de los cielos. ¡Hasta siempre Carlitos!