Saturnino Calleja (1853-1915) fue un escritor español muy célebre por escribir cuentos de fantasías para niños y adultos con alma de niño. De ahí la expresión, cuentos de Calleja, para referirse a cuentos ingenuos e infantiles.
Ha aparecido en la escena política de El Salvador otro Calleja, llamado Carlos, y que aspira ser presidente de El Salvador, como candidato de ARENA, partido responsable de la dolarización y de la privatización de bancos y activos del Estado. Y por ahí anda el candidato de ARENA repartiendo verdaderos cuentos de Calleja sobre asuntos económicos, para sorprender, con fantasías, a incautos e ingenuos. Recientemente, un medio que le favorece, publicó un video con 4 minutos de palabras de Carlos Calleja sobre cómo revitalizar la economía de El Salvador.
El señor Calleja ha dicho, plumón en mano y sobre un pizarrón, cómo dinamizar la economía de El Salvador con métodos propios de una empresa Negocios SA.
Él propone un incremento de la inversión pública a más de 6 mil millones, lo cual es inviable si no se resuelven, con políticas progresivas, como requisito, los temas fiscal y del endeudamiento.
Esto implicará, en algún momento, reconsiderar la dolarización y volver a tener política monetaria, o implementar políticas progresivas de desdolarización como hizo Bolivia. Siempre desde una mirada de largo plazo.
La ausencia de moneda local y de ahorros fiscales y la apreciación del dólar, ponen en evidencia la alta vulnerabilidad de nuestro país para diversificar lo que producimos, eso que los economistas llaman la matriz productiva.
La inversión pública del 2016 equivalió al 2% del PIB, o sea, $3,531 millones. Para duplicar el monto de la inversión pública, como propone el candidato de ARENA, el Gobierno tendría que recaudar 3 mil millones más de recursos.
Según datos del Banco Central, en 2016 hubo una inversión de $3,000 millones, y las correspondientes cuentas fiscales del Estado fueron los siguientes:
– los ingresos consolidados del gobierno central fueron de 4,387 millones
– el saldo de la deuda pública fue de 17,558 millones
– el déficit del gobierno central incluyendo pensiones y fideicomisos fue negativo de -$727 millones
La deuda pública total incrementó 21% del año 2012 al 2016, y las recaudaciones solamente aumentaron 17% para los mismos años.
Para reactivar la economía, como ofrece Calleja, es necesario aumentar y priorizar el gasto público en los sectores productivos más importantes, como por ejemplo, el sector agrícola que en el presupuesto de 2016 solamente recibió $72 millones en comparación con los $206 millones que recibió el ramo de obras públicas.
El señor de ARENA, por otra parte, plantea que la inversión privada pase de 12% a 21% del Producto Interno Bruto.
Según datos del Banco Mundial, desde hace más de 16 años la inversión privada no ha llegado a niveles superiores al 14% del PIB y no ha importado el color político del Gobierno. La peor caída se dio en el 2007 lo cual, con las crisis de las deudas “sub-prime”, se profundizó. La deuda sub-prime es aquella en la que hay menos exigencia en materia de solvencia y capacidad de pagar deudas de los deudores. Por tanto la poca inversión privada no se debe solamente la confianza política.
La inversión extranjera debe insertarse en un marco regulatorio y de políticas de Estado adecuados. Deben tomarse medidas concretas para absorber las buenas prácticas o aprovechar las sinergias y exigencias medioambientales y laborales mínimas. Si no es así el beneficio para el país, de la inversión extranjera, no es tan positivo. Tener presente el ejemplo de las maquilas y los Call Centers. Además, y muy importante, para atraer inversión, se requiere prioritariamente resolver el problema de la seguridad.
El Modelo de Hassman y Rodrick, que es el que utilizan el Banco Mundial y los economistas que apoyan el modelo neoliberal y su lógica de libre mercado, establece que el único capaz de generar desarrollo es el sector privado, por medio de la innovación. Para eso hay que el aumento, en calidad y cantidad, el capital humano con lo cual se lograrían mayores niveles de crecimiento, dado que el capital físico sigue al capital humano y cuanto más cualificado y especializado esté el capital humano , más capital llegará al país.
No obstante, debe existir un equilibrio entre el gobierno y el sector privado para impulsar el desarrollo y evitar la desigualdad. La participación de ambos se debe articular de tal manera que el Estado invierta en sectores estratégicos, donde el sector privado no tenga interés, y generar las condiciones necesarias para atraer el capital privado que beneficie a las prioridades nacionales.
Por tanto, para entrar a la carrera mundial del desarrollo tecnológico y de industrialización, no se debe abordar el crecimiento solamente como un problema del comercio exterior, sino como un asunto de transformación estructural interna, que demanda que las empresas y los gobiernos reúnan un acervo muy complejo de factores individuales e institucionales que les permitan lograr el aprendizaje e incorporarlo en las industrias.
La experiencia de los llamados “tigres asiáticos” nos enseña el papel estratégico que debe jugar el Estado en la protección y desarrollo de la industria local, y la formación del capital humano. Además, en el caso de los “tigres…”, los programas de incentivos tenían altos niveles de exigencia de desempeño, sin dar pasó a la corrupción y malversación de fondos. En el caso de Corea del Sur, previo a su despegue como potencia económica mundial, el gobierno, el banco de desarrollo nacional y las universidades nacionales generaron las condiciones y sembraron las semillas para llevar al país a lo que es ahora.
No se debe olvidar que tenían a su favor el gran financiamiento de Estados Unidos. Por tanto, el ejemplar y admirado desarrollo de Corea del Sur no fue gracias al libre mercado. Siempre hubo una conducción estatal fuerte.
En este sentido y dado que en las campañas políticas de la derecha ahora también “se preocupan” por la educación, la salud y pretenden resolver la informalidad laboral es importante marcar la diferencia en el CÓMO se harán las cosas para lograr dichos objetivos.
Cuidado con los cuentos de Calleja. Encubren el verdadero propósito de los pudientes de retomar el control total del país en lo político, lo económico y social. Allá el pueblo si se deja. Advertido está.
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