@GloriaCoLatino
El amate, un árbol más que sagrado misterioso. Con una flor extraordinaria -que cuentan- que solo los niños y mudos la pueden ver y más que frondoso de tronco y ramas fue su corteza, la que utilizaron nuestros ancestros para escribir en ella, su legado de saberes y códices, antes de ser destruidos por los españoles.
Con un ritual indígena vinculado a la sabiduría del crecimiento de una nueva generación y otros aspectos espirituales, el Grupo universitario “Carnet 84” asistió a la plantación del acodo de un nuevo amate que crecerá en la Plaza Salvador Allende, frente a la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador (UES).
El acto se da luego que el pasado 22 de junio la Facultad de Medicina fue estremecida por el estruendo de la caída del Amate, vencido por una enfermedad que causó el crecimiento de hongos en sus raíces, y que terminó con su emblemática historia de quienes tuvieron que estudiar parte de su carrera en el exilio, por el cierre arbitrario del gobierno militar de ese entonces al intervenir el “Alma Mater”.
Las palabras de honor a cargo del doctor Amílcar Contreras, quien reseñó que el amate ha sido considerado de origen divino y respetado, ya que crecía en lugares inhóspitos y sin cuidado humano y por tanto, esperaban que el acodo crezca para las nuevas generaciones de estudiantes de medicina.
“Si (Antoine) De Saint-Exupery hubiera conocido el amate la explicación al Principito en lugar de los árboles baobab -hubiera escrito- los amates no son arbustos, sino que son tan grandes que ni una manada de elefantes los pueden derribar y es que, los amates llegan a crecer muy alto, mínimo sus 24 metros, con 50 metros de diámetro y 50 metros solo en la copa del árbol”, describió.
El amate ha existido desde tiempos pre-hispánicos agregó Contreras, que fue aprovechado para fabricar papel que utilizaron para los códices, que era la herencia de los “abuelos”, y que fueron devastados por los españoles, citando la crónica de un jesuita que reveló que estos libros fueron quemados en el año 1561, por un obispo católico acusando que eran objetos de culto al diablo.
“Nuestro querido amate, que decidió morir el 22 de junio de 2016, tenía muchas décadas de existencia e incluso la escritora Hilda Henríquez, en su libro la Ventana Encantada, lo describe -porque ella vivió en este lugar- antes de construir la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador (1963-1969) y más cariño, cuando sabemos que trabajaron gratis debido a que ya no había presupuesto para construir la facultad. Agradecemos a la doctora María Isabel Rodríguez quien era autoridad universitaria y aún en estos días, sigue consiguiéndole presupuesto”, expresó.
“El Amate no nos ha abandonado” dijo en su intervención la ex rectora y ex ministra de salud, María Isabel Rodríguez, al sumarse a la ceremonia de plantación del vástago de Amate en la Plaza Salvador Allende, y felicitó al grupo de profesionales, a los que reconoció como ejemplo a las nuevas generaciones en la medicina.
“Les digo que el Amate siempre nos ha perseguido, si vemos los planos de la construcción de la Facultad de Medicina ahí estuvo siempre; -y digo me persiguió- porque dos días antes que cayera el amate estuvimos bajo su sombra dándole premios a los mejores estudiantes de la Facultad de Medicina, existe un cariño y amor ligado al amate y sabemos que tendrá mucha vida este nuevo árbol”, acotó.
La Decana de la Facultad de Medicina, doctora Maritza Bonilla comentó que la caída del Amate generó de inmediato una avalancha de emociones encontradas, donde se mezclaron las experiencias de antiguas generaciones y las actuales, que tuvieron a este árbol como el eje central de su descanso, estudio, resolución de problemas y los sueños a futuro.
“Nuestro maravilloso amate al caer simbolizó una etapa que se acaba, pero no para el olvido, sino para entender su mensaje, su reflexión, que nos plantea el reto para realizar procesos interiores y resurgir, superarnos y generar nuevas visiones. Todos los que somos parte de nuestra amada facultad desde sus inicios y primeras autoridades, personal administrativo, estudiantes y profesionales de prestigio con incidencia nacional e internacional en salud -cito el 24 de septiembre de 2016- como la creación de otra historia”, manifestó.
Asimismo, el doctor Rafael Palucha entregó a nombre de “Carnet 84”, una placa de reconocimiento al médico, Patricio Zetino, representante del Grupo Amate gestor del movimiento para plantar el nuevo acodo de amate de la Plaza Salvador Allende.
Debe estar conectado para enviar un comentario.