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Carta al Presidente

Estimado Presidente Funes:

La Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET) realiza actualmente un procedimiento de subasta para asignar varias frecuencias radioeléctricas, decease entre éstas los canales 7, 13, 14, 16, 18 y 20 de televisión abierta. Además, varias frecuencias satelitales y radiofónicas.

Y esto, Presidente, constituye un atentado contra la libertad de expresión y la democracia. Lo dicen instancias como la Relatoría de Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo Informe Anual sobre la Libertad de Expresión en el Hemisferio, correspondiente al año 2013, recomienda utilizar “criterios transparentes, públicos y equitativos para la asignación de frecuencias radioeléctricas y del nuevo dividendo digital”, a fin de “garantizar a todos los individuos la igualdad de oportunidades en el acceso y operación de los medios de comunicación en condiciones de equidad”.

Las frecuencias del espectro radioeléctrico no son mercancías que se venden al mayor postor, Presidente. Son bienes públicos vinculados al ejercicio del derecho a la comunicación y a la participación en la democracia deliberativa; por tanto, deben ser asignadas con criterios de equidad e inclusión.

La subasta como mecanismo para asignar concesiones de radiodifusión ha sido descartada en la mayoría de países de la región, porque excluye de la posibilidad de acceso al espectro radioeléctrico a sectores no lucrativos de la sociedad civil y violenta el derecho colectivo a crear medios de comunicación propios. Por eso, Presidente, usted debe detener la subasta que realiza actualmente la SIGET y proponer procedimientos equitativos e incluyentes para asignar las concesiones.

Esas frecuencias y canales, Presidente, deben ser utilizados mejor para crear más medios públicos y medios comunitarios para generar mayor diversidad mediática. Esto es condición necesaria para visibilizar el pluralismo político, social y cultural existente en el país.

Si no lo hace, Presidente, estará contribuyendo a la consolidación de este modelo mediático concentrado que no ha tenido escrúpulos en enfilarse contra su gobierno para defender intereses oligárquicos. Si no detiene la subasta de frecuencias dejará en duda su talante democrático, contradirá su apuesta por los cambios y –como dice la frase popular– derribará con los pies lo que construyó con las manos.

El país, para democratizarse más, necesita un modelo de medios democrático. Y este propósito supremo debería determinar su actuar frente a la asignación de frecuencias radioeléctricas, estimado Presidente.

@arpassv

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