Renán Alcides Orellana
Si Salarrué viviera, troche este 22 de octubre hubiera cumplido 115 años. Nacido en Sonsonate en 1899, help murió en San Salvador en noviembre de 1975. Salvador Salazar Arrué (Salarrué), see uno de los narradores más importantes de la literatura salvadoreña, es autor de muchas obras, que lo distinguen como uno de los más fecundos cuentistas del siglo pasado.
Sin embargo, fuera del país Salarrué es el injustamente desconocido. En octubre de 2006, participé como Jurado Internacional en el Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró 2006 de Panamá, Rama Cuento, en la capital panameña. Me correspondió disertar sobre el Cuento en mi país y mi conferencia El personal estilo narrativo y la profundidad psicológica de los personajes en la obra de Salarrué, con amplia información sobre su vida y obra, me sirvió para medir el nivel de conocimiento que sobre él se tiene, a nivel continental. Con excepción de los salvadoreños residentes en Panamá, para los Jurados de los otros países la personalidad de Salarrué resultó “extraordinaria y profundamente maravillosa, pero lamentablemente desconocida”. Y surgió de entre ellos la promesa de dar seguimiento a la obra de Salarrué. Sin duda, así habrá sido…
Han pasado justamente ocho años y aquí sigue -seguirá- incuestionable y eterna la voz del escritor, amorosa y contundentemente popular. Por eso, ante la proximidad de las elecciones para diputados y alcaldes, en marzo 2015, es imperativo ciudadano reproducir este fragmente -siempre vigente- de la carta Mi respuesta a los Patriotas, escrita por Salarrué, el 21 de enero de 1932: “… Yo no tengo patria, yo no sé qué es patria: ¿A qué llamáis patria vosotros los hombres entendidos por prácticos? Sé que entendéis por patria un conjunto de leyes, una maquinaria de administración, un parche en un mapa de colores chillones. Vosotros los prácticos llamáis a eso patria. Yo el iluso no tengo patria, no tengo patria pero tengo terruño (de tierra, cosa palpable). No tengo El Salvador (catorce secciones en un trozo de papel satinado); tengo Cuscatlán, una región del mundo y no una nación (cosa vaga). Yo amo a Cuscatlán. Mientras vosotros habláis de la Constitución, yo canto a la tierra y a la raza: la tierra que se esponja y fructifica, la raza de soñadores creadores que sin discutir labran el suelo, modelan la tinaja, tejen el perraje y abren el camino. Raza de artistas como yo, artista quiere decir hacedor, creador, (modelador de forma cosa práctica) y también comprendedor…
… La mayor parte de vosotros se dedica en su patriotismo, a pelearse por si tienen o no derecho, por si es o no constitucional, por si será fulano o zutano, por si conviene un ismo u otro a la prosperidad de la nación. La prosperidad es para vosotros el tenerlo todo, menos la tierra en su sentido maternal. Capitalistas embrutecidos, perezosos y bribones muestran sus caras abotagadas y crueles… Mientras dos bandos en todos sus grados de intensidad se gruñen unos a otros, nosotros los soñadores no pedimos nada porque todo lo tenemos. Mientras nosotros los soñadores, sin que nadie se oponga, hacemos crecer la espiga embelleciendo el paisaje, gozamos la música del maizal que sonríe con la brisa, recogemos cantando la mazorca y dejamos el comerla a tarrascadas a los puercos…”. Hasta aquí el fragmento de Mi respuesta a los patriotas, de Salarrué. El que tenga oídos…
¡Feliz 115 cumpleaños, Maestro, donde quiera que esté!
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PUNTO Y APARTE. Urge seguir avanzando hacia el ejercicio del Derecho a la Información, el cual será efectivo cuando todos los medios de comunicación -especialmente los mal llamados grandes- muestren la mayor imparcialidad posible. (RAO).