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La falta de acceso a la educación de los niños y adolescentes refugiados constituye una «crisis humana», según palabras del informe publicado el viernes por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). De 7,1 millones de niños refugiados en edad escolar, 3,7 millones no van a escuela.
Esto significa que a más de la mitad de los menores refugiados se les niega la posibilidad de cambiar sus vidas, integrarse completamente en la sociedad y convertirse en personas económicamente independientes en el futuro.
De acuerdo con el informe, solo un 63 % de los niños refugiados en edad de asistir a la escuela primaria lo hacen, frente al 91 % del promedio mundial. A medida que los niños crecen, esta brecha aumenta, y solo un 24 % de los adolescentes en edad de recibir educación secundaria son escolarizados, en comparación con el promedio global de 84 %.
ACNUR informa que una de las razones de esta desproporción es la falta de financiación, por lo que instó al sector privado, a los Gobiernos, a las organizaciones educativas y a los donantes a apoyar la nueva iniciativa de la agencia, un proyecto que tiene como objetivo mejorar las oportunidades de recibir educación secundaria para los menores refugiados mediante las inversiones en formación de personal, la construcción de escuelas y el apoyo económico a las familias refugiadas para que puedan cubrir los gastos escolares. La iniciativa ya ha está siendo ensayada desde 2017 en Kenia, Ruanda, Uganda y Pakistán.
«Necesitamos invertir en la educación de los refugiados o pagaremos el precio por una generación de niños condenados a no poder vivir independientemente, encontrar trabajo o contribuir a sus comunidades», dijo Filippo Grandi, alto comisario de la ONU para los Refugiados, a The Guardian.