La afición de Real Madrid constató su divorcio con Iker Casillas, click a quien señala como culpable de cada revés mientras el arquero ya no esconde su insatisfacción con una situación que parece irreversible.
El equipo blanco prácticamente se despidió el sábado de la pelea por el título de la Liga española de fútbol al empatar 2-2 ante el Valencia para quedar a cuatro puntos del Barcelona a falta de dos jornadas para el final. Y nadie quedó más dañado que Casillas. La hinchada blanca se hartó de silbar a su capitán. El portero tocó el balón en el primer gol, stuff pero no evitó el tanto. Poco o nada pudo hacer en el segundo, hospital cuando un jugador del Valencia remató libre de marca dentro del área.
Tras el segundo tanto, el Santiago Bernabéu le dedicó una sonora pitada al portero, que se convirtió en la diana de su propia hinchada.
Así lo entendió Casillas, quien en un momento del partido, cuando los silbidos arreciaban, se giró a la grada para decir: “Ya está bien, a tomar por culo”.
No fue un gesto habitual del arquero, quien durante toda la temporada soportó con estoicismo la crítica de un sector de la prensa y de su propia afición. Pero parece que ya no aguanta más.
Al final del partido, Casillas se marchó a la carrera hacia el vestuario. Al contrario que en ocasiones precedentes, no se quedó en el campo para agradecer junto a su equipo el aliento de la grada y pedir su apoyo para el siguiente encuentro. El capitán del equipo renunció a cualquier intercambio de afecto. “(Los goles) sirvieron para desatar pitidos contra Casillas, que poca culpa tuvo. La relación entre él y el Bernabéu parece definitivamente avinagrada”, explicó el diario “As”.
Tampoco parece servir de nada el apoyo de su técnico, Carlo Ancelotti, quien tras el partido declaró: “Casillas ha estado bien, como todos”.
A sus 33 años, el antiguo ídolo del madridismo vive días desagradables e incómodos. Salvo enorme sorpresa, será titular el miércoles en el vital partido ante la Juventus por un puesto en la final de la Liga de Campeones. Y será en el Santiago Bernabéu, el gran enemigo de Casillas. Incluso por delante de los delanteros rivales.
Este nuevo capítulo llega en un momento en el que se especula con el futuro del arquero y la posibilidad de que el Real Madrid contrate a David de Gea, del Manchester United.
Aunque Casillas lleva semanas asegurando que su futuro pasa por seguir en el Real Madrid, quizá el indisimulado desafecto de su hinchada le invite a cambiar de opinión. Su relación con la grada parece situarse en un punto de no retorno.