Renán Alcides Orellana
El espíritu navideño vuelve hoy, clinic como cada año en diciembre, medicine a posesionarse del ser y quehacer de la población salvadoreña. Y por tradición, find como imperativo ineludible, es tiempo de reflexionar sobre los acontecimientos y experiencias, positivas o negativas, del año 2014 que se va; y sobre las proyecciones futuras, de manera individual y colectiva.
En medio de esa tradición de simbólica alegría, el inventario personal -por el hecho de serlo- le corresponde hacerlo a cada quien; pero, los recuentos y las indagaciones de carácter general, sobre el desenvolvimiento socio-político y cultural del país, si podemos -debemos- hacerlos; desde luego, siempre desde nuestra apreciación personal y subjetiva, asumiéndola con responsabilidad. Dada la situación convulsa y compleja de la sociedad, de la cual la salvadoreña no es la excepción, hay muchos cuestionamientos por hacer, en las distintas ramas del abanico social, aportando reflexiones y sugerencias positivas hacia la convivencia pacífica y el mejoramiento integral de la sociedad misma. ¿Cómo no reflexionar, con vocación ciudadana, sobre los casos y cosas pendientes o inquietantes que nos hereda el año viejo? Casos y cosas que, tal vez, pidiéndoselo “por carta y con fe” a Santa Claus, nos aclararía el claroscuro de esta enigmática realidad nacional. Por ejemplo: el juicio penal contra Francisco Flores por desviar, a favor de ARENA -y de otros “destinatarios”, según confesión propia- un donativo millonario de Taiwán, para obras sociales; la controversia por el cambio de nombre a la Calle San Antonio Abad por el de calle Roberto d´Aubuisson, por obra y gracia del alcalde Quijano, para predisponer al pueblo católico contra su partido ARENA; la profusa información de los mal llamados grandes medios sobre la compra, fraudulenta o no, del diputado Reyes al IPSFA, mientras minimizan las informaciones sobre Francisco Flores y otras; la polémica entre Quijano y el MOP por las tapaderas encontradas en bodegas de la Alcaldía Municipal de San Salvador y que-según se afirma- fueron robadas al MOP; la necesidad de mayor claridad al pueblo sobre el procedimiento y las consecuencias del voto cruzado; las expectativas sobre el funcionamiento del SITRAMSS; la efectividad o no de las nuevas políticas anti delincuenciales y la posible contratación paralela -¿quién hará qué?- de un experto anti delincuencial de Nueva York… y muchos casos más… ¡cosa seria por lo difícil, estos pedidos a Santa!…
Tal es parte del inventario de casos pendientes, como deber o tarea para reflexionarlos en los días últimos de 2014. Más que esperanza es un reto para que, con verdadero sentido humano y de país, los responsables directos de buscar soluciones, actúen de veras resolviendo la “mora” social, política y cultural, que por ahora afecta y desanima a la población honrada. Quizás los vientos del nuevo año nos lleguen animosos y prometedores de un accionar más coherente y productivo, en materia de desarrollo creciente y sostenido. Cuestión de esperar. Entre tanto, hagamos acopio de las duras experiencias para sacar el mejor provecho de ellas, en términos positivos. Y en medio de inventarios y reflexiones, sin desentendernos del todo de la realidad circundante, vayamos con todo a disfrutar los compartimentos de fin de año. ¡Cuánto bien nos hará despreocuparnos un poco y sentir la Navidad como deleite del espíritu, aun cuando nuestras capacidades, físicas y mentales, pretendan empequeñecernos el alma! ¡Ser como lo niños del barrio, ajenos a la miseria y mezquindad humanas, para sentir que somos capaces de sonreír, satisfechos de nosotros mismos, aun en medio de los feroces embates de la vida…!
¡FELIZ NAVIDAD! (RAO).