Por Daniel Bosque/Barcelona/AFP
El independentista Carles Puigdemont, purchase no rx recién investido presidente de Cataluña, generic designará en los próximos días el gobierno que lo acompañará en su tarea de proclamar la independencia de esta región y que agudizará la confrontación con el ejecutivo español.
«No son épocas para cobardes ni temerosos», site advirtió Puigdemont antes de su investidura, aprobada con 70 votos a favor y 63 en contra gracias a la mayoría absoluta que tienen los independentistas, desde conservadores hasta izquierdistas radicales, en la cámara regional.
Su designación, el domingo hacia las diez de la noche, se produjo sobre la campana, solo dos horas antes de que expirara el plazo legal y se tuvieran que convocar nuevas elecciones, arriesgando la histórica mayoría absoluta obtenida en las regionales del 27 de septiembre.
Desde entonces, los separatistas estaban enredados en discusiones sobre la identidad del futuro presidente. La izquierda radical Candidatura de Unidad Popular (10 diputados) rechazaba la reelección del presidente saliente conservador, Artur Mas, de la coalición Juntos por el Sí (62 diputados), de izquierda y derecha.
El sábado, Mas finalmente cedió y designó a un feroz independentista, Puigdemont, periodista de 53 años, para liderar su gran proyecto: un plan de secesión para conseguir la independencia en 18 meses, pese a la fuerte oposición de Madrid y de la mitad de catalanes.
«El gobierno no dejará pasar ni una sola actuación que suponga contravenir la unidad y la soberanía», advirtió el mismo domingo el jefe de gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, saliente desde las elecciones legislativas de diciembre.
«Mariano Rajoy es un presidente en funciones y hace declaraciones en funciones. No me interesa lo que dice un proyecto que se acaba», respondió contundentemente Puigdemont este lunes.
El Partido Popular de Rajoy ganó los comicios pero lejos de la mayoría absoluta en un congreso muy fragmentado. Ante la rebelión de su región, las más rica y la segunda más poblada, el ejecutivo reclamó un gobierno estable con el centrista Ciudadanos y los socialistas del PSOE, principal fuerza de la oposición.
«La fortaleza no sólo se mide en escaños, se mide sobre todo y ante todo en situar el terreno de juego en las soluciones y no en la confrontación», dijo este lunes en la radio Cadena Ser el líder socialista Pedro Sánchez, insistiendo en su «no» a Rajoy.
«España necesita cambiar», afirmó Sánchez, que plantea una alianza con la izquierda radical de Podemos, partidaria de celebrar un referéndum en esta región nororiental de 7,5 millones de habitantes. La solución del PSOE, muy crítico con el inmovilismo de Rajoy, pasa por una reforma constitucional para fundar un Estado federal.
«Un proceso imprescindible»
Con su líder renovado, los independentistas podrían intentar aprovechar esta fragilidad en Madrid para tirar adelante su hoja de ruta plasmada en una resolución parlamentaria aprobada en noviembre y suspendida posteriormente por el Tribunal Constitucional.
En ella lanzaban su proceso de secesión declarándose insumisos a las instituciones españolas, especialmente a ese tribunal, y planeando la creación de la administración necesaria para convertirse en un Estado independiente: hacienda pública, seguridad social, banco central o una constitución, entre otros.
«Es un proceso imprescindible si queremos atender como toca a nuestros ciudadanos», aseguró Puigdemont. Poco conocido fuera de la región, era una de las figuras emergentes del partido conservador de Mas, Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), y alcalde desde 2011 de la ciudad de Girona, un feudo nacionalista 100 km al norte de Barcelona.
Su gobierno estará integrado por independentistas de diferentes sensibilidades ideológicas: conservadores, progresistas e incluso ecolocomunistas.
«Este es un proyecto coral y colectivo, es un proyecto en comunión con una inmensa mayoría de la gente», dijo el nuevo presidente.
Si bien el independentismo, antes minoritario en Cataluña, creció exponencialmente al calor de la crisis económica y el aumento de las tensiones políticas con Madrid, su proyecto no obtuvo más del 50% de los votos en las pasadas elecciones (47,8%).
Después de tres años reclamando un referéndum de autodeterminación similar al celebrado en Escocia (2014) o Quebec (1980, 1995), sus partidarios se proponen ahora tirar adelante su proyecto secesionista apoyados en su ecléctica mayoría absoluta de 72 escaños sobre los 135 del parlamento regional.