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Redacción Nacionales
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Este viernes segundo de Cuaresma, capitalinos católicos desarrollaron el Santo Vía Crucis en Catedral Metropolitana de San Salvador para recordar la muerte y resurrección del señor y cómo se debe fortalecer el amor hacia él.
En el Santo Evangelio, el padre José Antonio Cruz recordó la importancia la importancia de respetar al prójimo, amarlo sobre todo, cuando éste ha hecho algún tipo de daño, ya que Dios no quiere que se responda con el mismo daño, sino con amor y perdón, como señor lo hace día con día con los fieles creyentes.
“Ningún cristiano tiene que tomar venganza, hay que aprender a perdonar y eso es un paso muy grande, debemos orar para poder perdonar, para eso, se necesita un encuentro personal con Jesús, ya que él nos da las fuerzas necesarias”, comentó el padre Cruz durante el Santo Evangelio en Catedral Metropolitana de San Salvador.
El líder religioso añadió que el señor con sus lecturas “nos invita a ver la vida y a ver cómo estamos, y si estamos fallando a reconciliarnos con Dios”. Destacó la importancia de estar bien y en paz con el señor ya que solo así, se caminara por el camino correcto para una vida prospera y duradera.
Durante los viernes de Cuaresma, a través de la práctica devocional del Vía Crucis donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, que consiste en seguir espiritualmente este mismo trayecto, deteniéndose ante 14 escenas o estaciones para meditar los sufrimientos del Hijo de Dios, y unirse interiormente con Él.
Muchos creyentes asisten a este vía crucis para volver a conectar con Dios. Es un espacio, incluso familiar, para enseñarle a las nuevas generaciones la importancia de conocer la historia de Jesús.
Según la iglesia católica, este ejercicio espiritual es la comprensión de la vida como camino o peregrinación a través del misterio de la cruz, del exilio terreno a la patria celeste; internarse profundamente con la Pasión de Cristo. La Cuaresma comprende 40 días de preparación a la Pascua, Pasión, Muerte y Resurrección del Señor; el inicio de la práctica cuaresmal se dio en el siglo IV después de Cristo, tratando de imitar los 40 días de ayuno de Jesús en el desierto.
La costumbre del Vía Crucis viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en Jerusalén se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz de Jesús, y volvían a congregarse al empezar la tarde para escuchar la lectura de la Pasión.
El color litúrgico de la Cuaresma es el morado que significa luto y penitencia, es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
