Yaneth Estrada
@caricheop
Este domingo, en la Cripta de Catedral Metropolitana se conmemoró el Domingo de Ramos, recordando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, y con lo que se inicia la Semana Santa.
En la homilía se recordaron las palabras de monseñor Romero, quien en esta fecha dijo que hace 20 siglos en Jerusalén, la población pobre salía al encuentro del Señor.
El Santo de América recuerda que Cristo vino a cumplir las promesas al pueblo ante las arbitrariedades y la injusticia que sufren.
En su homilía el padre Alberto Chávez instó a la feligresía a estar atentos en estas fechas para tener un encuentro real con el señor. “El quiere en esta Semana Santa, su pasión, muerte y resurrección, como hemos leído este día, el quiere es devolvernos esa dignidad, esa estabilidad de ser hijos de Dios”, mencionó.
Y que me refiero con esa dignidad, es que no somos esclavos del pecado, es decir, que el pecado no tiene la última palabra en nuestra vida, Cristo con su pasión y muerte nos rescata del pecado y nos viene a dar esa dignidad de hijos de Dios”, recalcó el líder religioso.
El triunfo de Cristo
Según el documento del Vaticano “Carta circular sobre la preparación y la celebración de las fiestas pascuales” (Carta de fiestas pascuales) de 1988, el Domingo de Ramos “comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión”. “La relación entre los dos aspectos del misterio pascual se han de evidenciar en la celebración en la catequesis del día”, agrega.
“La entrada del Señor en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el fervoroso ‘Hossana’”, detalla la Carta de fiestas pascuales.
Se pueden portar palmas y otros tipos de plantas locales como el olivo, sauce, abeto o de otros árboles.
Según el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: “A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión”.