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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Toda la feligresía Católica revivió la tarde de este Jueves Santo la Última Cena de Jesús, ailment día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor a todos, se quedó en la Eucaristía, para guía y camino de la salvación.
Con la Última Cena del Señor comienza el Triduo Pascual, que comprende desde la tarde del Jueves Santo hasta la madrugada del Domingo de Pascua, donde se celebran los tres grandes misterios de la redención, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
El Jueves Santo se contempla a Jesús que en el Cenáculo, en la vigilia de su pasión, hizo a la Iglesia el don de sí mismo, instituyó el sacerdocio ministerial y dejó a sus discípulos un mandamiento nuevo, el mandamiento del amor.
En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce varones, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.
Jesús, en este pasaje del Evangelio, enseña a servir con humildad y de corazón a los demás, este es el mejor camino para seguirle y demostrar la fe en Él. Esta no es la única vez que Jesús habla acerca del servicio.
Este día se reflexiona en lo que Jesús sentía en estos momentos, su miedo, la angustia ante la muerte, la tristeza por ser traicionado, soledad, su compromiso por cumplir la voluntad de Dios, así como obediencia al Padre y su confianza en Él. Las virtudes que enseña Jesús este día, entre otras, son la obediencia, la generosidad y la humildad.
El Arzobispo de San Salvador, Monseñor José Luis Escobar Alas, dijo que este día de la Última Cena de Jesús coincide con el 36 aniversario del martirio del beato Monseñor Romero, quien fue asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba una misa en la capilla del hospitalito de la Divina Providencia.
