Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
La Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES) se pronunció en contra de los acontecimientos del 1 de mayo que llevó a la destitución de los Magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al Fiscal General de la República.
“Aunque hubiese causas suficientes para destituirlos y la Asamblea Legislativa tenga la facultad constitucional para realizar tales destituciones; desaprobamos, la forma en que se realizaron las mencionadas destituciones, por no haberse seguido el proceso que establece la ley. Tampoco estamos de acuerdo en la forma en que fueron electas las personas que han sido asignadas, porque no se siguió el debido proceso legal”, dice el texto del comunicado de la CEDES.
Sobre los acontecimientos, la CEDES reiteró los valores y principios del Evangelio y las enseña del papa Francisco y el santo mártir Oscar Arnulfo Romero, que mostró la actitud que los pastores de la iglesia deben tomar en circunstancias similares dando acompañamiento a la situación de la población.
“Ante todo, debemos elevar nuestra oración a Dios para que su Espíritu guíe nuestros pasos; en segundo lugar, debemos reconocer los aspectos positivos que pueden favorecer el verdadero bienestar del pueblo; y en tercer lugar, debemos conservar la libertad para juzgar las decisiones y acciones de los gobernantes, buscando siempre el bien del país, expresando con honestidad y claridad nuestros puntos de vista como un servicio a la paz y a la concordia”, expresaron.
Los obispos que integran la CEDES hicieron un llamado “vehemente” al gobierno a actuar en “cumplimiento del orden legal”, al reconocer que la paz social en las naciones requerirá del esfuerzo ciudadano, pero ante todo de los gobernantes, siendo un modelo en el cumplimiento irrestricto de las leyes del país.
“Exhortamos a los principales actores del escenario político de El Salvador, a la cordura, virtud necesaria en esta coyuntura que atraviesa el país, urgido como está de una sabia toma de decisiones capaces de conducir a la nación entera a un estado realmente democrático, como siempre lo ha deseado y clamado el abnegado pueblo salvadoreño. Es decir, un Estado que proteja los derechos fundamentales del ser humano permitiéndole vivir en un ambiente de paz, justicia, libertad, orden y respeto”, consideraron.
Conscientes que los funcionarios que en el pasado cometieran delitos, deben enfrentar la ley para erradicar la impunidad, la Cedes consideró que este “pasado -cercano y lejano- no lo conviertan en una “fuente de resentimiento”, sino como un espejo refleje los errores que no deben cometerse de nuevo y ser transformación del presente para que el país tenga un futuro mejor.
“Como dijeron los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla, lo que no se asume en Cristo no se redime (DP 469). Por tanto, recomendamos asumir en Cristo, Excelso Titular de la República de El Salvador, nuestro pasado con valentía y abierta actitud de reconciliación y perdón”.
“Somos conscientes de las múltiples heridas padecidas por los ciudadanos y por los actuales gobernantes de nuestro país producidas por actos arbitrarios cometidos en las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI, de parte de los distintos actores políticos que le lideraron. Sin embargo, estamos convencidos de que o los ciudadanos y actuales gobernantes perdonan las antiguas fallas y las corrigen; o este país estará atado y condenado a una cadena de venganzas, agresiones, resentimientos y odios que impedirán la convivencia y el pleno desarrollo de las actuales y futuras generaciones”, sugiere el obispado.
Sobre el perdón, la CEDES aclaró que no se trata de aprobar las injusticias. No obstante, señalan que exigir justicia no es sinónimo de “clamar venganza”, citando al Papa Francisco, sobre la petición de justicia, quien opinó, que la justicia no debe hacerse para alimentar una ira que enferme el alma personal y el alma de la población.
“En vista de todo lo anterior, llamamos también a la práctica de un sano ejercicio legislativo que promueva un ambiente social e institucional penetrado de armonía y equidad, que favorezca el diálogo, promueva la independencia de los tres poderes, y el Estado de Derecho. Exhortamos a los diputados y diputadas, alcaldes y alcaldesas, así como a los Concejos Municipales, que acaban de tomar posesión de sus cargos, a trabajar con entusiasmo y generosidad por un nuevo El Salvador, libre de violencia, de impunidad y corrupción, pero bajo el estricto cumplimiento de la ley”, recomendó.
Como Obispos de El Salvador, hicieron un llamado a realizar un cambio de rumbo pero “no por caminos de violencia”, que ya conoce la población por el pasado del conflicto armado, invitando a “caminos del diálogo, la compresión, la solidaridad, la fraternidad, la igualdad , la libertad, el orden, la justicia y la paz”.
“En el mes de María Reina de la Paz, en el Año de San José, y por intercesión de monseñor Romero invocamos la bendición de Dios para nuestro país y para cada uno de los salvadoreños y salvadoreñas, a fin de que construyamos juntos una auténtica democracia, recordando que, Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles (Sal 127,1)”, puntualizaron.
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