Foto: Guillermo Martínez
Alma Vilches
Redacción Diario Co Latino
A las 10.30 de la mañana del pasado 29 de diciembre el volcán Chaparrastique rompió con la cotidianidad de los habitantes de las faldas del coloso, hospital ese momento marcará un antes y un después en la vida de muchas personas, help entre ellos la de Josué Antonio Rivera.
A esa hora Rivera se encontraba junto con una cuadrilla de 200 personas más, cortando café en la finca La Alpina, en las faldas del volcán Chaparrastique.
“La tierra comenzó a moverse muy fuerte y como teníamos en frente el volcán, vimos que salía mucho humo y una gran nube de ceniza. El volcán se veía como una candelita y en el cráter habían muchas explosiones”, relató Rivera.
Este joven de 23 años comentó que lo primero que hizo fue correr y salir de la finca, a su paso se encontró con una abundante nube de ceniza, la cual caía como una capa delgada y fina, cubriendo en segundos la zona, lo cual imposibilitó la visión en la carretera.
Rivera logró llegar a su vivienda en el municipio de San Jorge, departamento de San Miguel, donde su familia lo esperaba, recogieron algunas de sus pertenencias y salieron a la carretera, donde una coaster de la Policía Nacional Civil (PNC) los trasladó a un lugar más seguro.
“Decidimos evacuar y salir de nuestra vivienda, no porque haya resultado dañada considerablemente sino porque al permanecer ahí era imposible continuar respirando con normalidad”, señaló el joven afectado por la erupción del volcán.
Rivera, junto a 40 personas más permanecen desde el pasado domingo en el mega albergue de Jiquilisco, Usulután, construido por la Comisión Ejecutiva del Río Lempa (CEL) en la zona del Bajo Lempa, para resguardar a la población en caso de desastres naturales o cualquier tipo de emergencias.
El mega albergue de Jiquilisco tiene capacidad para 864 personas y cuentan con dormitorios dotados con camarotes, áreas de cocina, comedores, bodegas para almacenar víveres y zonas de recreación para niños.
Este albergue tiene en su interior una clínica equipada, una caseta de vigilancia y un helipuerto para el traslado de damnificados durante las emergencias.
Ana Virginia Hernández, también permanece en el albergue de Jiquilisco, y dijo que de pronto sintió una explosión muy fuerte. “Me afligí mucho, es una experiencia que no había vivido antes, quisiera que no volviera a pasar algo similar, porque es muy feo”, reiteró.
Hernández reside en San Rafael Oriente, una de las zonas donde se sintió más fuerte la explosión del Chaparrastique, y recuerda como su casa estaba totalmente cubierta de ceniza. Por el momento, ella y su familia esperan noticias para retornar a sus viviendaa.
Las personas que fueron evacuadas del volcán Chaparrastique, y permanecen en dicho albergue, calificaron de positivo el nivel de respuesta de las autoridades ante el momento de la emergencia, ya que dieron el apoyo necesario a la población al trasladarlos a un lugar seguro.
Joseline Ramírez, administradora del albergue, manifestó que este lugar está habilitado desde el domingo a las 2 de la tarde, a ese momento se le comenzó a atender con servicios médicos, ya que la mayoría de personas llegaron con irritación en los ojos y en la piel, a consecuencia de la sobre exposición de la ceniza.
“La gente presentaba síntomas como ardor en los ojos y un poco de alergias, lo primero que se hizo fue irse a bañar y con eso se sintieron mucho mejor. Los ECOS familiar prestó la atención medica y atendió a las personas que lo necesitaban”, indicó Ramírez.
Fátima Ayala, técnica de Protección Civil explicó que en el albergue de Jiquilisco están 41 personas, de las cuales 15 son niños y el resto adultos.
Las personas albergadas pertenecen a la zona de San Jorge, San Rafael Oriente y cantón el Borbollón, en las faldas del volcán Chaparrastique.
“Estas personas son las que más riesgo tenían, ya que son quienes habitan en las faldas del volcán, por lo que se tomó a bien trasladarlas para aquí, ya que en los otros albergues ya no había espacio”, sostuvo Ayala.
La representante de Protección Civil dijo que durante el día se trata de integrar a los niños en diferentes actividades lúdicas, a fin de que se sientan cómodos; asimismo, las personas adultas tienen como responsabilidad la limpieza y orden del lugar, esto con el objetivo de asignarles algún tipo de tareas para que tengan ocupado la mayor parte del tiempo.
Las familias albergadas han recibido asistencia medica y los servicios básicos; además, la alcaldía de Jiquilisco dispuso de tres cocineras y les ha proveído de los alimentos necesarios.