Vigo/España/dpa
Celta de Vigo y Alavés empataron sin goles en Balaídos y la próxima semana se decidirá en Mendizorroza el pase a la final de la Copa del Rey.
El conjunto de Eduardo Berizzo tuvo más ocasiones, especialmente en la segunda parte, pero el Alavés también acreditó méritos suficientes para estar en esta ronda de semifinales del torneo, que vivió una ida apasionante y espera una resolución taquicárdica.
Ambos equipos se están jugando disputar la primera final de la Copa del Rey de sus respectivas historias, y la responsabilidad de notó desde el primer minuto.
No fue un gran espectáculo, pero se vivió un duelo de máxima intensidad, amplificado por la tremenda lluvia caída.
El Celta se encontró con el tipo de partido que preveía y no quería. El Alavés confirmó punto por punto todo lo bueno apuntado durante la temporada y en Balaídos actuó tan áspero como suele. Y, desde luego, tampoco renunció al ataque.
Su técnico, Mauricio Pellegrino, demostró tener muy bien estudiado a su rival y nunca le permitió el juego entre líneas.
Ante esta perspectiva, Iago Aspas no consiguió asociarse con nadie y pasó inadvertido durante los primeros 45 minutos. Otra cosa sería la segunda parte.
Dentro de una primera mitad muy equilibrada y con pocas llegadas al área, se puede decir que el Alavés disfrutó de las mejores ocasiones.
La mejor de todas ocurrió a los 41 minutos, cuando Manu García remató con habilidad y Sergio, el arquero local, realizó una espectacular intervención para sacar el balón.
El descanso llegó con el susto local y la satisfacción de los visitantes, pues se había jugado a lo que el Alavés quería. Y la segunda mitad de abrió bajo unas condiciones metereológicas más que difíciles, con una tremenda lluvia acompañada de viento.
La segunda parte fue para el Celta por dos motivos: el Alavés comenzó a acusar la fatiga conforme pasaron los minutos y, sobre todo, apareció Aspas. El pequeño delantero español dio un recital de desmarques y remates de todos los estilos. La única cuenta pendiente es que no encontró el gol, unas veces por el palo, otras por el arquero rival y algunas por unos centímetros.
La primera ocasión del Celta en todo el partido llegó a los 59 minutos, con una acción que incluyó un saque de esquina, un remate de Aspas y una sensacional atajada de Pacheco.
Todavía más clara fue la oportunidad de los 66 minutos, en la mejor jugada colectiva del conjunto de Berizzo.
Aspas la culminó con un violento disparo que se estrelló en el travesaño. Después hubo un hábil cabezazo de Aspas que salió fuera y un remate de espaldas del mismo jugador que se marchó junto al poste derecho de Pacheco. Un recital de Aspas que no encontró premio.