Por Toni Cerdà/Le Bourget/AFP
Los países de Centroaméricapresionan unidos en la conferencia del clima de París (COP21) para que el futuro acuerdo reconozca su «vulnerabilidad» como región, que podría abrirles las puertas de la financiación internacional.
Los delegados de 195 países buscan desde el pasado domingo alcanzar un acuerdo que limite el calentamiento global a 2ºC como máximo con respecto a sus niveles de la era preindustrial, pero el texto incluye además puntos sobre financiación, adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático.
Durante la inauguración oficial el lunes 30 de noviembre, los diferentes mandatarios centroamericanos que pasaron por la tribuna de la COP21 llamaron a reconocer explícitamente al istmo centroamericano como una región vulnerable, un reclamo que no cuajó en el borrador final negociado durante la primera semana de conferencias.
«Ese es nuestro principal bastión en este acuerdo», había reconocido esta semana el viceministro de Medio Ambiente panameño, Emilio Sempris.
Y el negociador salvadoreño Salvador Nieto, cuyo país ejerce la presidencia protémpore del Sistema de Integración de Centroamérica (SICA), había indicado que los ocho países centroamericanos incluidos en este órgano regional estaban abiertos a textos que, sin nombrar explícitamente la región, utilizaran fórmulas incluyentes.
El borrador presentado este sábado, que los ministros deberán debatir la próxima semana antes de alcanzar un eventual acuerdo, sólo reconoce finalmente las necesidades especiales de los pequeños Estados insulares y de los países menos desarrollados, entre ellos el único americano: Haití.
‘La línea roja es África’
Jorge Cabrera, miembro de la delegación guatemalteca que siguió las discusiones del preámbulo, explica que durante los primeros días de negociaciones en París había un «consenso casi unánime» para utilizar una referencia inclusiva -más universal-, en lugar de una lista concreta de países.
Sin embargo, «hay una resistencia de los países insulares, que quieren aparecer [específicamente] mencionados», explica Cabrera, para quien una decisión de consenso podría ser la planteada en el texto final pero manteniendo la referencia a «otros países vulnerables». Este punto, recogido en varias partes del borrador como en el preámbulo y en un artículo sobre adaptación, beneficiaría a los países centroamericanos, pero también a los de otras regiones golpeadas por el cambio climático como África.
«La línea roja es África», advierte Cabrera, en referencia a una eventual inscripción en el texto de los países africanos, que obligaría a los de Centroamérica a reclamar su inclusión explícita.
En este sentido, ambas regiones sugirieron en la última reunión una mención explícita en el borrador, tal y como recoge el anexo II con las sugerencias sobre aspectos no incluidos en el texto.
Esta referencia no es un simple reconocimiento, sino que, como explica Salvador Nieto, podría «traducirse en la posibilidad de acceder a nuevos recursos [económicos, tecnológicos,…], a mecanismos que la Convención ya establece».
Unidos, en la vulnerabilidad
Aunque Centroamérica se muestra unida en la cuestión de la vulnerabilidad, se encuentra repartida en diferentes grupos de negociación, ya que el SICA no está considerado como tal, explica la secretaria ejecutiva de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) -dependiente de este último-, Christa Castro, para quien esto «es positivo para generar una estrategia de construcción».
Panamá, Costa Rica, Honduras y Guatemala integran la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (Ailac), mientras que Nicaragua va de la mano de los países bolivarianos del ALBA. Pero todos forman parte del G77+China, el mayor grupo de negociación formado por 134 países en vías en desarrollo, y donde mantienen una posición unida sobre la vulnerabilidad.
Castro pone como ejemplo de esta vulnerabilidad las lluvias torrenciales y las sequías de estos últimos años que dejaron daños materiales y humanos.
Además, las catástrofes naturales «vuelven a mermar las economías de los países pobres», porque en momentos de emergencia deben transferir fondos destinados, por ejemplo, a la construcción de carreteras o puentes a hacer frente a estas situaciones de emergencia y atender a la población.
A modo de ejemplo, el informe anual del instituto Germanwatch revelaba esta semana que los fenómenos climáticos extremos dejaron un total de 525.000 muertos y pérdidas materiales por 2,97 billones de dólares entre 1995 y 2014.
Honduras fue el país más golpeado durante este período y entre los diez más afectados también se encuentran Nicaragua y Guatemala, según los «índices de riesgo climático» de Germanwatch.
Con todo, los países centroamericanos no pierden la esperanza de lograr el reconocimiento de vulnerabilidad de la región, y el acceso a fondos, a partir del lunes, cuando los ministros empiecen a asumir las negociaciones.
«Vamos a seguir trabajando nuestra estrategia tanto a nivel político como diplomático, como al nivel de las negociaciones. Estamos seguros de que vamos a salir con un buen acuerdo», espera Nieto.