Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Mariana Gutiérrez, integrante de la Asociación de Iniciativas Populares (DITSO), de Costa Rica, reafirma que “todos sabemos que hay crisis climática, pero la degradación ambiental no ha parado”.
Gutiérrez fue invitada como ponente por la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), y habló en entrevista exclusiva con Diario Co Latino sobre el trabajo con las comunidades campesinas e indígenas, la defensa del territorio.
– ¿Por qué no para la degradación ambiental?
Los Estados saben que hay crisis ambiental, que exige justicia climática, y sabemos también que no para la degradación ambiental, empeorando la situación que afecta cada vez más las fuentes de agua y, elevando la vulnerabilidad de las poblaciones a inundaciones.
Y creo también que hay mucho trabajo importante que se está haciendo y se debe continuar a escala nacional y regional. Que debemos construir estas alianzas con otras organizaciones y presionar gobiernos a cumplir con sus obligaciones como naciones.
– ¿Qué se debe entender sobre Justicia Climática?
En términos de Justicia Climática, primero, a los poderosos no les interesa mucho el tema, sólo les interesa su transición energética porque lo ven como una oportunidad de revitalizar sus negocios.
Porque estamos en una situación en donde sabemos que el mundo tiene límite y los hidrocarburos también. Y ellos están planificando ya para 30 o 40 años, en cómo van a transformar sus empresas y claro son los que tienen plata para invertir en esa transición.
Mientras, los pueblos y las comunidades somos los que estamos hablando de justicia climática como tal, -me parece bien- como las compañeras de la UNES, lo plantean, porque ayuda mucho a entender la justicia climática desde la identificación de las injusticias que se viven.
Cuando hablamos de como se vive en las comunidades nos damos cuenta que no ocasionamos mayores contaminaciones, pero estamos viviendo sus efectos. Eso nos da un punto de partida para aprender a como movilizarnos, como enfrentar estos efectos porque Centroamérica es la segunda región más vulnerable de todo el mundo.
– ¿Por qué es tan difícil manejar como población la afectación de la crisis climática?
Yo creo -tal vez- que hay una brecha muy amplia en comprender lo que está pasando, y pensar que esto será inevitable. Y es que el tema de la crisis climática es muy científico y no todo el mundo lo entiende bien, y es muy global.
La gente dice ¿Cómo podemos hacer algo desde aquí, si el clima está en todo el planeta?, son expresiones o ideas que pueden provocar respuestas como -no podemos hacer nada- , y lo que queda sólo es aceptar y ver como nos adaptamos, pero creo que esa confusión abona también a preguntarnos ¿Qué puedo hacer realmente?, sabemos que es complicado porque las soluciones no son fáciles, existen diferentes visiones y están las soluciones falsas.
– ¿Qué son las soluciones falsas?
Las soluciones falsas a la crisis climática te puedo citar el ejemplo desde la visión de la geo ingeniería, que argumenta que hay que inventar tecnología que capture carbono, que va a limpiar la atmósfera, pero esto requiere inversiones extremadamente altas y no sabemos si serán efectivas.
Y si, hay mucha ciencia ficción de máquinas increíbles que resuelvan el problema; cuando el problema del carbono está en la forma del desarrollo y del crecimiento económico, igual entonces tenemos esas soluciones falsas.
Otra es sobre las emisiones de carbono, que dicen van a contabilizar cuánto carbono emite tal país, y o van a tratar de compensar eso con la conservación de bosques.
Esa es la fórmula de los países industrializados que invierten en áreas de conservación principalmente en el Sur global, con sus famosos programas RETMAS, -muy cuestionables- porque limitan el uso del bosque y es una forma de despojo de bienes naturales.
Porque, casualmente esos bosques que van a preservar pertenecen a los pueblos indígenas, que los han conservado pero desde otra convivencia y es un putno de bastante tensión. En Costa Rica, es una falsa solución porque no buscan resolver el problema de fondo, lo que buscan es generar acciones de compensación que le permita a esa empresa obtener dinero y hacer viable su operación.
– ¿Cómo han impactado este tipo de visiones sobre los bosques y estos programas de conservación?
En Costa Rica hay un programa particular que se llama el Pago por Servicios Ambientales, que se ha venido fusionando con RETMAS, pero en donde reciben fondos por el tema de preservación de bosques, pero en lo privado no les interesa esta conservación sino recibir ese monto de compensación, es más ni necesitan usar el bosque.
Y los pueblos indígenas se ven limitados a usar partes de sus territorios y en casos muy graves se han dado experiencias de judicialización de compañeros porque cortaron algunas palmas del bosque para edificar sus casas.
Esas son las contradicciones de que estas no son soluciones reales. Y finalmente, la empresa que paga estas conservaciones no cambia su industria, sigue emitiendo carbono y sigue contaminando, entonces no tiene sentido y por eso decimos que son falsas soluciones.
– ¿Cómo debe enfrentar la crisis climática Centroamérica?
Creo que estamos atrasados, en un momento difícil en la región, porque el contexto que tenemos es muy abrumador, estamos viviendo muchas crisis al mismo tiempo como pueblos.
Como la movilidad humana después de la pandemia (COVID-19) que a todo el mundo dejó mal y tenemos la crisis de violencia contra las mujeres, la crisis con el Crimen Organizado, la crisis de los gobiernos que se están volviendo más autoritarios en la región y todo esto junto nos va cerrando las puertas.
Y si juntamos la falta de acceso a la información no contamos con los datos exactos para dimensionar más concretamente lo que está ocurriendo como país o región. Y esto es abrumador y tiene mucho peso encima. Y las personas defensoras que están en primera línea ante toda esta situación de mucha carga emocional y política que les restringe y afecta en su ejercicio ciudadano.
– ¿Cuál es la situación de las personas defensoras de la región?
Creo que esta situación es muy compleja , pero al final se mantienen las agendas de trabajo y esto es muy valioso, claro no es la primera vez, que estamos en un momento de la historia difícil hay quienes la comparan al contexto de los años ochenta, pero los ríos no se devuelven.
Creo que las crisis son cíclicas y que también como atravesamos eso antes, lo vamos atravesar ahora, pero tenemos que pensar muy bien cómo salir de estas crisis inmediata para fortalecer las redes comunitarias y fortalecer los liderazgos de mujeres y hombres.
¿Cómo se logra los liderazgos desde el ecofeminismo?
Sabemos que hablar de feminismo es muy polémico en zonas rurales e indígenas, porque de entrada existen muchos discursos adversos, las iglesias dentro de los territorios y creo que aquí como en Costa Rica, ha habido criminalización al feminismo. Recuerdo hace 6 años, en Costa Rica hubo polarización por esto fue como un hervidero y había mucha resistencia en las comunidades a nombrarse feministas en cualquier rama.
Porque hay prejuicios por falta de conocimientos, nuestra experiencia fue de manera creativa, buscamos espacios de diálogo de conversación, de sanación y hubo hasta temas que son dolorosos en la comunidad.
Pasamos, luego a la comunidad en donde escuchamos las preocupaciones de todos por un líder indígena asesinado, eso fue hace 3 años, entonces, trabajamos esos espacios con la familia, con las mujeres y la comunidad.
Cuando las mujeres defensoras están en alianza y defendiendo el territorio esto las ayuda -porque ellas-, esperan que en cualquier momento pase algo en sus territorios por la muerte de su compañero, entonces están alertas.
Y eso les ayuda a ir encontrando otros caminos que a mediano plazo les permite a ellas, sentirse ecofeministas. Han hablado juntas hasta de la violencia familiar que antes no se atrevían a compartir. Estos espacios sirvieron de desahogo colectivo y han logrado verse desde otra perspectiva como más aliadas, unidas y dispuestas a defender sus territorios.
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