Redacción Nacionales
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Los resultados del Informe sobre hechos de violencia sexual en El Salvador 2019-2023, dados a conocer por el Observatorio Universitario de Derechos Humanos (OUDH) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), revelaron que en ese período se registraron cerca de 47,152 embarazos entre niñas y adolescentes, lo cual, equivale a un aproximado de 11 mil embarazos al año.
En 2019 se reportaron 15,326 siendo este el año con mayor número de casos, la tasa de embarazos llegó a 1.981 por cada mil niñas y adolescentes a nivel nacional. El departamento de San Salvador es el primero con 7,321 casos de embarazos en menores de edad, La Libertad con 5,259 y Sonsonate con 5,206 casos; mientras que, Chalatenango registró la menor cifra 1,372.
Pese a que los datos son limitados, la alta tasa de embarazos en niñas y adolescentes es alarmante en este grupo etario, sin embargo, la respuesta del Estado no ha sido la adecuada, pues no se analizan las causas de violencia que resultan en estos 47 mil embarazos.
Los datos del informe de OUDH señalan que entre 2019 y 2020 el total de niñas y adolescentes embarazadas con señales de abuso sexual fue de 1,193; de éstas, las más afectadas fueron las de 14 años, representando el 64.21% del total.
Luego están las niñas de 13 años, con el 18.27%, seguidas por las de 15 años con el 5.45%, las de 16 años con el 4.44%, quienes tenían17 años con el 3.86%, las niñas de 12 años con el 3.52% y las de 11 años con el 0.25% del total.
Asimismo, los datos provistos en los informes sobre hechos de violencia contra la mujer del Ministerio de Justicia y Seguridad indican, que las personas más expuestas a hechos de violencia sexual son las niñas y adolescentes, representando arriba del 70% del total de víctimas desde 2019 hasta 2022.
A este grupo le siguen las mujeres entre los 20 y 34 años, mostrando un porcentaje del 16% en los cuatro años mencionados. En menor escala se encuentran las mujeres adultas entre 35 y 59 años con 1,071 personas.
Para OUDH, es importante comprender el embarazo en niñas y adolescentes como un problema de violencia estructural de género, es decir, cómo esta violencia está marcada por las estructuras patriarcales de poder, social y culturalmente normalizadas por medio de patrones como el “amor romántico” o la romantización de la violencia.