Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Agricultores de diferentes partes del país que cultivan sin el uso de químicos, se reunieron para un intercambio de semillas y productos agroecológicos, tratando de rescatar plantas en peligro de extinción y en especial, fomentar una forma de alimentación más sana, sin consumo de pesticida.
Ricardo Navarro, presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), destacó que el objetivo de este tipo de actividades es fomentar el intercambio de semillas y la producción sana sin uso de agroquímicos, pues en el país hay grandes producciones de monocultivos y es necesario reducir este tipo de prácticas a una más amigable con el medio ambiente; además, es una forma de apoyar a los agricultores de menos recursos económicos a ganarse la vida.
“Nosotros estamos trabajando en el corredor seco allá por Santa Clara, en San Vicente, porque este tipo de producción tiene un impacto menor en el ambiente, se adapta a todos los ritmos y ciclos de la naturaleza, si nosotros producimos nuestros propios alimentos tenemos menos dependencia política de otros países, es fundamental que El Salvador produzca sus propios productos. Además, con el intercambio de semillas se trata de fomentar la biodiversidad que se está perdiendo en el país”, sostuvo Navarro.
Asimismo, hizo un llamado a las autoridades para que faciliten en sus municipios estas actividades, pues este tipo de cultivo no es dañino a las personas ni al medio ambiente, además, muchas personas sobreviven de la agroecología.
María Roxana Romero, residente y agricultura del municipio de Santa Clara, San Vicente, dijo que en sus parcelas cultivan chile verde, cebollines, tomate, pepinos, y también producen huevos y leche de cabra. El CESTA les ha capacitado para el funcionamiento de una tienda agroecológica, que próximamente se abrirá en el municipio, la cual está en construcción.
“Hago la invitación a la juventud para que se una a este tipo de agricultura, porque no tiene químicos, es algo natural y ayuda a la salud, uno se enferma menos en comparación con otros productos que tienen muchos químicos”, recalcó.
Desde hace algunos años el CESTA impulsa la agroecología en las comunidades, donde las familias producen alimentos sanos, diversos, de mejor calidad y protege los bienes naturales, prescindiendo así de sustancias agroquímicas que tanto efectos dañinos ocasiona a la salud humana y el ambiente.
Con la agroecología la población garantiza su alimentación, produce su propia comida mediante la creación de los huertos familiares, urbanos y periurbanos, los cuales surgen por la experiencia de las comunidades indígenas, que ha sido una práctica milenaria y ancestral, donde los pueblos originarios han utilizado semillas nativas y técnicas sin uso de agrotóxicos y pesticidas.
El cultivo a través de huertos caseros o familiares no sólo ataca la situación de hambre producida en las comunidades más empobrecidas después de la pandemia del COVID-19, sino también fomenta la economía solidaria porque promueve el intercambio de los productos.
El CESTA proporciona los conocimientos teórico-práctico para que las personas aprendan a hacer sus huertos de manera vertical con botellas plásticas colgantes, que es ideal para pequeños espacios, o con la modalidad de camas biointensivas para hogares con terrenos más amplios. Una de las primeras cosas que se promueve es la separación de los desechos que pueden ser reciclados y toda la materia utilizada para preparar el compostaje, entre mayor material orgánico se le agrega más nutrientes se le provee al suelo.