Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Bajo el lema “Mujeres al frente de la acción”, el Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA) conmemoró el Día Internacional de la Mujer, donde se recordó a quienes con disciplina, intelecto y coraje han resistido de manera incansable contra el patriarcado, para construir la base de una lucha por la justicia, la equidad y la reivindicación de los derechos de este sector de la población.
Silvia Quiroa -directora ejecutiva del CESTA- señaló que la movilización durante el mes de marzo y específicamente el 8M es un acto de compromiso con las mujeres que siguen luchando, para propiciar el desmantelamiento de un sistema de opresiones que se fortalecen entre sí y encuentran sus raíces más profundas en la violencia, la división, indiferencia y el desvalor de la vida en todas sus formas.
“En una sociedad donde el sistema capitalista promueve esa violencia permanente, no solo a los cuerpos de las mujeres sino a la naturaleza, debemos decir basta ya, porque el camino hacia la emancipación es largo y difícil, entre más gente acompañe es mejor, pues el tema de la equidad y desmantelar el patriarcado no es exclusivo de mujeres”, enfatizó Quiroa.
Reiteró que la lucha feminista es un camino de resistencia, la mayoría de veces las mujeres son invisibilizadas y en ocasiones existe la necesidad de luchar y arrebatar los espacios para ellas. Las desigualdades estructurales que afectan a las mujeres trabajadoras, indígenas, campesinas, inmigrantes y LGBTIQ+, se han acentuado durante la pandemia de COVID-19; en un Estado negligente, que se desmorona al antojo de las mayorías coyunturales.
Blanca Preza -mujer emprendedora de San Marcos- relató que a través de su panadería ha logrado sobrevivir, por más de 20 se dedicó a la pastelería, pero en 2019 innovó para dar solución a una problemática con sus “galletas saludables”, especiales para las personas diabéticas, así como los intolerantes al gluten y lactosa.
Para el CESTA, ante en la ausencia e incapacidad absoluta de un Estado que legitima la violencia machista, respalda a los agresores y los posiciona políticamente para su beneficio, la única forma de garantizar una vida digna a las mujeres y la naturaleza, es creando espacios de acompañamiento e información para las organizaciones feministas, comunidades y territorios.
Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y El Caribe El Salvador se posiciona como el segundo país de América Latina con la tasa más alta de feminicidios; durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19, la violencia contra la mujer en la familia aumentó un 70 %, de acuerdo a datos de ORMUSA.
Sin embargo, esta situación contrasta con las declaraciones del Gobierno, que se atribuye en menos de un año el logro de un país más seguro para las mujeres, quienes a pesar de ello siguen sufriendo violencias, mientras las instituciones creadas para protegerlas se desarticulan con espejismos.