Gabriel Otero
EL OPIO DEL PUEBLO
Carlos Marx, siendo un joven de 25 años afirmó en su famoso aforismo, que la religión era el opio del pueblo, no había manera de contradecirlo, era 1843 y estaba por crearse el fútbol. Un siglo después la televisión como medio de comunicación global y la transmisión del futbol profesional, conformarían un binomio letal de enajenación masiva con efectos narcóticos similares a los de la religión.
Eso no le quita la gracia, ni mucho menos el interés al deporte, el juicio aunque injusto no deja de ser cierto, ahí ves a los aficionados gritarle como locos a una pantalla diciéndole a tal jugador que haga una pared con el jugador desmarcado y pase la pelota rápido para clavar el gol y a los otros once del equipo contrario evitar que el balón entre a la portería. Ahí ves a los aficionados en los bares portar jerseys de equipos lejanos y defender su escudo como si fueran de su país y llegar a los golpes porque ganó el equipo contrario, el fanatismo es una de las mayores estupideces cometidas por los que poseen una mentalidad anterior al hombre, cuando el cerebro no estaba desarrollado.
Y sí, ahí ves en el deporte situaciones anómalas consideradas extraordinarias como la mano de Dios de Diego Armando Maradona, que a nadie pareció importarle porque resarció el honor de la nación, o balones que nunca traspasaron la línea en la portería pero que fueron declarados goles como el de Inglaterra contra Alemania y que al final le dieron el campeonato en el mundial de 1966, o la mano de Thierry Henry que llevó a Francia al mundial de Sudáfrica 2010.
Ahí ves, cuestiones extra cancha raras como las serenatas que la hinchada salvadoreña le llevara a los jugadores hondureños antes de un partido definitorio y que la selección salvadoreña recibiera un trato semejante lo que fue uno de los orígenes de la llamada Guerra de Fútbol. Y también ves, la visita de cortesía del general Jorge Videla, dictador argentino, acompañado de Henry Kissinger al vestidor de la selección de Perú antes de un partido crucial con la selección local en el mundial de Argentina 78 y que los ilusos y los ciegos la perciban sin ninguna consecuencia.
Ahí ves, el escándalo al interior de la FIFA con los sobornos a altos funcionarios para que Qatar ganara la sede del mundial en 2022, y las cantidades groseras de dinero repartidas entre gente cercana a las federaciones que hablan del fair play y otras bellezas sin morderse la lengua.
Ahí ves a la Federación Mexicana de Fútbol permitir la multipropiedad de equipos en la Liga MX, que no es nada nuevo, y que hasta han jugado finales, dejando de lado la transparencia, eso sin hablar de la comisión de árbitros que carece de independencia de los dueños de equipos. Por eso, la honradez y deportivismo ahí nunca han sido lo usual.
Ahí ves decisiones echadas para atrás como el gol de visitante, por ser inconvenientes para algún equipo poderoso, ahí ves toda la mierda flotando en el agua.
Y sin embargo, como todo opioide causal de adicción, nos encanta el fútbol y ahí nos ves a nosotros seguir a nuestros equipos.
Porque no pasa nada mientras no se sufra una injusticia o una mala decisión.
DESDE EL OMBLIGO DE LA LUNA
En 1959 Emilio Azcárraga Milmo, dueño de Telesistema Mexicano, antecedente de la empresa transnacional Televisa, adquirió el club América para ir conociendo el fútbol y conseguir la sede del mundial en 1970. Azcárraga pretendía hacerlo rentable y transmitir los partidos con patrocinios, dando origen a uno de los equipos más publicitados en el mundo y a un negocio que impulsaría la liga profesional mexicana.
Nunca fue para menos, el club a pesar de haber sido creado en 1916, tenía cuatro campeonatos ganados en la década de 1920 y un par de campeonatos de copa en cuarenta años, que mejor que una televisora para maquillar una historia discreta y transformarla en triunfadora para que las masas identificaran sus aspiraciones y se sintieran propietarias del fenómeno.
La televisora se convertiría en una fábrica de sueños, porque “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil.” (Azcárraga, 10 de febrero de 1993).
Televisa sería, además, la principal proveedora de entretenimiento televisivo de habla hispana durante décadas, exportaría telenovelas a diversos países y programas cómicos como Chespirito, Los Polivoces, La Carabina de Ambrosio y No empujen, entre otros, que tuvieron repercusiones en la cultura popular de América Latina.
Roberto Gómez Bolaños, creador de personajes como El Chapulín Colorado y El Chavo del Ocho, nunca imaginó los efectos que tendría en el imaginario colectivo fuera de México y la respuesta de generaciones que continuaron viendo sus programas hasta épocas muy recientes.
En México no tuvo el mismo impacto, tal vez porque la gente no se identificaba con estos personajes por cuestiones de idiosincrasia y por considerar su humor demasiado pueril.
Sin embargo, Gómez Bolaños o Televisa, encontraron la fórmula ideal para disfrazar la penetración del Club América en la mente de la niñez mediante personajes como El Chanfle o El Chavo del Ocho, el primero se desempeñaba como utilero en el club de fútbol, y el segundo gritaba “Gol de Borja” cuando jugaba en la vecindad, refiriéndose a uno de los primeros ídolos del América.
La historia del club ha sido como los culebrones de Televisa en los que se exaltan los personajes tipo, héroes y villanos, y en esa invención y en el terreno juego, han esparcido el mito del ADN americanista que sale a relucir ante cualquier adversidad y superar cualquier obstáculo.
La realidad es que el América y Televisa tienen bastante peso en la Federación Mexicana de Fútbol, en el pasado gestionaron exitosamente dos mundiales y van por la realización del tercero en 2026, siendo México el único país en lograrlo.
Y esta influencia del club ha sido caldo de cultivo para todo tipo de presumibles chanchullos: favores o sobornos arbitrales, campeonatos casi regalados por ser disputados por equipos de la misma empresa, y modificación de las reglas a su antojo.
Como sucede en estos casos y en otros, la dulzura del negocio se impone a la amargura de las certezas y las sospechas, aquí nadie sabe ni nadie supo, pero que se sigan jugando los campeonatos.
Y porque en México las cosas se hacen de manera diferente, ódiame más*.
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* Slogan institucional del Club América.
LA FINAL
Con todo y chanchullos, me gusta ver los partidos de la liga de fútbol profesional de México, la liguilla es emocionante, este es un torneo de los ocho mejores equipos que por lo general lograron los mayores puntajes en el campeonato regular, aunque no siempre es así, a veces se cuelan algunos que juegan como nunca en una tarde de inspiración y eliminan al favorito, esos resultados azarosos le dan sabor y sorpresa al factum y se combinan con otros ingredientes como la voluntad y el coraje, y así se democratizan las victorias y los campeonatos.
La liga española me parece aburridísima, la irrupción del Barsa y su bonhomía balonpédica con Messi, Ronaldinho, Xavi e Inhiesta es lo mejor que le pudo haber pasado a España para coronarse campeones mundiales, de haber continuado con el guion monárquico y despilfarrador del Real Madrid se tendrían equipos poderosos pero previsibles, cuadrados y alineados con el statu quo, implantado por el generalísimo Franco.
Tampoco se piense que el fútbol europeo está exento de chanchullos, el famoso caso del Calciopoli en el que participaron la Juventus, la Fiorentina, el Milán, la Lazio y el Reggina, consistió en que los directivos de estos equipos solicitaron designaciones arbitrales favorecedoras, esto se probó mediante grabaciones y la lista de castigos fue larga y ejemplar, incluso Juventus tuvo que devolver sus dos últimos campeonatos y descender a la serie B junto a Fiorentina.
Pero fuera de retrospectivas y de históricos chanchullos, y de regreso al sagrado territorio del masiosare, en menos de dos semanas, hubo dos eventos de convocatoria nacional: la final de fútbol disputada entre Cruz Azul y América, y las elecciones federales y estatales de 20 mil funcionarios desde presidente, gobernadores, senadores, diputados, alcaldes hasta concejales.
La agenda periodística y deportiva estuvo copada por estos dos acontecimientos. Un audaz candidato a la Jefatura de Gobierno ofreció a Cruz Azul y a sus millones de aficionados, que en caso de ser electo permitiría construir su estadio en la Ciudad de México. Como nota al margen, este equipo es el único en primera división que no cuenta con un recinto propio y ha estado condenado a vagar como paria entre dos estadios, el Azteca y el de Ciudad de los Deportes, chanchullo aparte, el anterior directivo de este club, Guillermo Álvarez Cuevas, fue acusado de vender finales y perderlas.
Esta era la quinta edición de la final entre Cruz Azul y América, dos de los equipos más ganadores del fútbol mexicano, siendo favorito el club propiedad de Televisa sobre el de la cementera que no dejó de sorprender por practicar un fútbol alegre y efectivo con una plantilla limitada de jugadores.
La final se disputaría a visita recíproca, se preveían dos juegos ríspidos, cerrados, y con pocas oportunidades de gol, en el primero empataron a uno y en el segundo Cruz Azul tuvo arrinconado al América hasta que hubo una barrida dentro el área en el minuto 76 y el árbitro central Marco Antonio Ortiz decretó penalti. El VAR lo llamó a revisar la jugada y no fue suficiente para que cambiara su decisión. Gol de América. Todavía Cruz Azul tuvo oportunidades de empatar, pero la suerte estaba echada con una ayudadita arbitral amigable y América quedó campeón.
Y nació el escándalo y se multiplicó por oleadas, los especialistas deportivos cuestionaron lo que parecía chanchullo y en la semana posterior se hicieron públicos los audios de las conversaciones del árbitro central y los árbitros asistentes del VAR, en los que le advertían sobre la inexistencia de la pena máxima, hubo ruidos que se colaron y un “ahuevo” celebratorio cuando el árbitro reafirmó su decisión, nadie supo de quien fue esa voz inexplicable siendo un circuito cerrado en el que ni siquiera intervienen los árbitros auxiliares.
Y fue también, en esos días, cuando le tomaron fotografías al árbitro central en una agencia de autos en un acto que parecía adquirir una camioneta último modelo, y es que la gente es bien pinche mal pensada y no se explica por qué iba acompañado de sus hijas a sacar su vehículo del taller para una reparación de rutina, como si fuera todo un acontecimiento y luego partir para comer, tomar un helado e ir al cine, cosas que uno hace en familia (1).
Fue también en esos días cuando el portal Marca averiguó que Emilio Azcárraga Jean, a quien apodan “El Patrón”, eufórico y generoso, le dio un bono a Marco Antonio “El Gato” Ortiz por ser un árbitro extraordinario que de casualidad pitó la final para que el América obtuviera su décimo quinto título (2).
Semanas después recibió el galardón al Mejor Árbitro del Año otorgado por la Comisión de Arbitraje dependiente de la Federación Mexicana de Fútbol organismo colegiado que agrupa a todos los dueños de equipos de la liga profesional. ¿Independencia? ¿para qué? Si todos caben en el sobaco de la confianza y ahí se está tibio y calientito como en familia.
¿Para qué cambiar? Si México tiene una de las ligas económicamente más poderosas del planeta, a la que llegan argentinos, brasileños, colombianos, chilenos, ecuatorianos, paraguayos, peruanos, uruguayos y venezolanos y uno que otro europeo a ganarse buen dinero y convertirse en ídolos.
Pero la plata no importa cuando se juzga la transparencia y la competitividad siendo una liga menor que la de República Checa, Rumania Israel y Chipre, según el ranking anual de la Federación Internacional de Historia y Estadística de Futbol (IFFHS) publicado en enero de este año (3).
Y mientras la liga mexicana siga plagada de chanchullos continuará en caída libre, y a nivel de selecciones reflejará la misma mediocridad de los últimos tiempos y difícilmente podrá rebasar los anhelos de toda la nación.
¿Habrá posibilidad de algún cambio? No si los aficionados nos hagamos de la vista gorda y exclamemos ¡América y ya! O ¡Azul! Como una manifestación torcida y sin sentido.
Tenemos la llave para exigir la transformación de la liga y no les agradaría para nada si abandonamos la narcosis del fútbol al apagar la televisión y no asistir a los estadios.
¿Podremos?
Notas y enlaces
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(1) Beltrán J.F. (2024, 31 de mayo) ¿Ya cayó el depositó del América? Árbitro Gato Ortiz es captado comprando lujosa camioneta; esto es lo que cuesta. Infobae.com https://www.infobae.com/
(2) LW (2024, 28 de mayo) ¿Cuánto gana un árbitro de Liga MX? El sueldo que se habría llevado el Gato Ortiz por la Final 2024. Marca.com https://www.marca.com/mx/
(3) Ledezma, A. (2024, 23 de enero) mexico.as.com https://mexico.as.com/futbol/
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*Gabriel Otero. Fundador del Suplemento Tres mil. Escritor, editor y gestor cultural salvadoreño-mexicano, con amplia experiencia en administración cultural.
Ilustración del autor de Jonathan Juárez.
Fotografías: Gabriel Otero, Cosas de fútbol
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