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El astro Lionel Messi terminó sobre la grama con los ojos llorosos, lucía un rostro desencajado, no podía creerlo. Argentina otra vez se quedó en la orilla y no pudo ceñirse el título de la Copa América Centenario. El verdugo otra vez fue Chile, el mismo rival con que se “enchilaron” en la edición del año pasado.
Anoche, la final entre gauchos y andinos por la Copa América Centenario se jugó en el Estadio MetLife de Nueva York. Sin embargo, pareció un juego calcado al del año pasado, disputado en Santiago de Chile y no solo por los finalistas, sino por como se desarrollaron los acontecimientos y la definición final.
Argentina y Chile, una vez más, llegaron a los penaltis para definir al campeón de América, y aquí otra vez los chilenos fueron más efectivos y tuvieron los “santos” a su favor. Los argentinos Messi y Lucas Biglia fallaron desde los 12 pasos y lavaron el rostro de Arturo Vidal, el único de los andinos que falló.
La anotación que desencadenó el festejo de los “rojos” fue la de Francisco Silva, quien, junto al portero Claudio Bravo, se vistió de héroe.
Los penaltis, 4-2 a favor de Chile, fueron el desenlace final de una cruenta batalla que se libró por 120 minutos, que dejó dos expulsados y un buen número de jugadores pintados de amarillo.
El duelo tuvo un arranque vertiginoso que con el paso de los minutos se volvió crispado tanto que ni Chile ni Argentina llegaron al final del primer episodio completos. Los chilenos perdieron a Marcelo Díaz por doble amonestación a los 28 minutos; y la albiceleste se quedó sin Marcos Rojo luego de que el silbante brasileño Heber López le colocara cartulina roja en el ´42.
En este periodo, contrario a lo esperado, fue Chile quien marcó la pauta. Los dirigidos por Juan Antonio Pizzi presionaron arriba, le dieron un mejor trato a la pelota y marcaron un ligero dominio, pero fueron los gauchos quienes tuvieron las mejores ocasiones de gol.
La mejor oportunidad para cambiar la historia y, quizá, terminar con 23 años de sequía para los argentinos se esfumó en los botines de Gonzalo Higuían, un jugador que pareciera se borra en las grandes citas. Al ´21, “El Pipita” encaró en solitario a Bravo, pero al momento de disparar a marco lo hizo desviado y atragantó el grito de gol de la hinchada albiceleste.
En la etapa complementaria, ya con 10 jugadores por bando, Chile volvió a ser el dueño de la pelota, merced al mejor juego de conjunto y a la presión asfixiante que marcaron en todos los sectores y que no permitió respirar tranquilo a Messi.
Las opciones a gol, no obstante, escasearon. La mejor llegada la tuvo Chile con un remate de Eduardo Vargas que contuvo con dificultades Sergio Romero en el ´74.
Fue así que lo mejor del choque quedó para el tiempo extra y en el dramatismo para la lotería de los penaltis. En los 30 minutos extras tanto Chile como Argentina gozaron de un par de ocasiones, pero respondieron bien los porteros. Claudio Bravo hizo el “atajadón” de la noche al volar para quitar un testarazo de Sergio Agüero, fue la señal definitiva de que el duelo debía definirse desde los 12 pasos.
Le tocó a Vidal comenzar y lo hizo con un remate que contuvo Romero: luego, llegó Messi, que terminó enviándolo a las gradas. Así pasaron en su turno, uno por bando, Marcos Castillo, Javier Mascherano, Charles Aránguiz, Sergio Agüero, Jean Beausejour, hasta que falló Biglia y celebró Silva y todo Chile. Así se cerró la historia de la Copa América Centenario.